jueves, 24 de enero de 2013

El milagro del niño y el gladiador de Bradford


Gary Jones y Jake Turton. Getty Images
No me gusta escribir sobre temas carentes de pasión, evito de manera intencional redactar columnas sobre lugares comunes, aunque a veces es inevitable hacerlo.
Sin embargo, trato de conservar como mínimo el rigor de la pasión en el tema que centro mis blogs. Me causa escozor tener que escribir por escribir, por la obligatoriedad de llenar un lienzo en blanco con caracteres.
Por eso a veces me ausento un par de semanas y también por eso, a veces escribo dos o tres columnas en una semana. Estaba cansado de racismo, escándalos, Mourinho, Guardiola, marketing y dinero, quería encontrar algo que valiera la pena, una historia que mereciera el ejercicio de sentir y pensar, de reflexionar… y lo encontré!
La historia llega desde la gélida isla de Britania, los protagonistas: un niño de 9 años y un gladiador de 35.
En el medio de la nada está la pequeña ciudad de Bradford, no tiene océano, el sol aparece tímidamente sólo un par de meses al año, no es una ciudad particularmente especial por nada, ni siquiera está cerca de Londres o Liverpool; Manchester es el referente de fama y fortuna más cercano, pero sigue estando demasiado lejos para asociarla con una de las tres ciudades grandes del Reino Unido.
En Bradford tienen un equipo de fútbol profesional que lleva el mismo nombre de la ciudad. Fundado en 1903, obtuvo su único título destacado al llevarse la Copa FA – hoy denominada Capital One Cup – en 1911, luego descendió a la segunda división en 1922 y allí estuvo durante 77 largos años. Regresó a la Premier League en 1999 y un par de temporadas después, de vuelta al infierno.
Desde aquel distante 2001 han pasado muchas cosas malas a los populares Bantams – Gallos -, hoy juegan en la tercera y están condenados por las crisis financieras que les han afectado.
Sin embargo el espíritu humano siempre encuentra formas de llegar más lejos de lo que todos esperan y hoy, esa pesadilla ha terminado, al menos por unas semanas y en Bradford es primavera.
Los Bantams jugarán la gran final de la otrora FA Cup en el mítico estadio de Wembley, la misma que ganaron en 1911.
Ingresarán un millón de libras esterlinas a las arcas del club, producto de los derechos de televisión y se jugarán el derecho de jugar la Europa League en el 2014, así será si salen campeones.
Los responsables de semejante alegría son, en gran parte, su capitán y un niño de 9 años.
Gary Jones y Jake Turton. Getty Images
Gary Roy Jones nació en 1977, es mediocampista y ha deambulado durante su carrera futbolística entre equipos de segunda y tercera división en Inglaterra y Gales. Rochdale, Swansea, Barnsley, Caernarfon Town y Bradford son los clubes de su carrera.
Jones tiene la cinta de capitán del Bradford por temperamento y liderazgo, pero sobretodo porque el corazón no le cabe en el pecho. Jake Turton es un niño de 9 años que se piensa que el sol que no puede ver en el cielo de la ciudad de Bradford, se lo robó su equipo y lo puso en la camisa de su uniforme, amarillo y rojo vivo a franjas horizontales.
“Es fanático del equipo desde antes de empezar a caminar”, explica su padre.
A los 6 años los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral al pequeño Jake, durante dos años combatió un tumor que además se diseminó por su espina dorsal.
Estuvo en coma durante dos meses, superó la quimioterapia y después de ganarle el partido a la enfermedad, tuvo que aprender a caminar y hablar nuevamente.
Gary Jones y Jake Turton saliendo a la cancha tomados de la mano. Getty Images
Lo único que Jake soñaba era con saltar al terreno de juego de la mano de su capitán e ídolo, y el bueno de Gary Jones le hizo realidad el sueño. Además encontró en Turton la inspiración final para lograr lo que todos consideraban imposible, superar al Aston Villa en la semifinal y jugar la gran final.
Después de haber saltado al terreno de juego de la mano de Jones en el juego de ida hace una semana, el Bradford invitó al chico y a su padre al legendario Villa Park, allí se batieron como leones y conservaron la ventaja inicial.
Al final, Gary Roy Jones corrió entre compañeros y rivales hacia las gradas con el único propósito de fundirse en un abrazo con un niño de 9 años que le esperaba con su cabeza despoblada, para recibir de las manos de su ídolo la camiseta con el número 18 y un beso emocionado en la frente. El gladiador y el niño de Bradford habían obrado un milagro.
¡Por eso amo el fútbol!
Jake Turton y su padre en el Villa Park. Getty Images
FUENTE: Terra

1 comentario:

Anónimo dijo...

Impresionante Historia.

Solo aclarar que la gesta del Bradford no fue en la FA Cup (Copa) sino en la Ligue Cup o Capital One Cup (Copa de la Liga).