Después John y yo fuimos al estadio del Arsenal, que estaba cerrca de los campos de fútbol de Highbury. No estoy seguro de si llegamos a ver el partido. Yo no tenía mucho interés por el fútbol ni por los deportes en general, pero en aquella época te sentías obligado a ser de un equipo, así que me hice del Arsenal. John sigue siendo un fiel hincha del Arsenal. Recuerdo un partido en Nottingham Forest al que fuimos John y yo. Pasé una hora y media de pie en las gradas, helado de frío y aburrido como una ostra.
RAMBO: Yo iba al fútbol en los setenta con Jimmy Lydon, hermano de John. John solía venir con nosotros pero me hice amigo de Jimmy antes que de John. En la época en que Jimmy y yo ibamos al fútbol, Jimmy llevaba el peinado a lo David Bowie. A mi me gustaba Bowie, pero había que tener cuidado con lo que pensaban tus amigos. Bowie era marica pero los aficionados al fútbol lo aceptaban. Eran hooligans pero iban peinados como Ziggy Stardust.
JOHN LYDON: Los equipos profesionales buscaban jugadores cerca de sus estadios y todos los chavales de los colegios querían jugar en el equipo del barrio. Mandaban entrenadores y ojeadores a ver los partidos de los chavales. Todo el mundo quería ser un héroe del fútbol, un objetivo aceptable cuando eres joven porque al menos te sirve para centrarte en algo.
He tenido peleas pero para ser sincero no me gusta la fuerza. Nunca me ha gustado. Odio la violencia porque no la entiendo. Duele mucho y la verdad es que tampoco me gusta hacerle daño a nadie, por mucho que me enfade. Mis armas son las palabras. Aunque trataba de apartarme de la violencia del fútbol, al mismo tiempo participaba en todo el rollo de defender nuestro fondo en los partidos de casa. Me encantaba todo el caos que se montaba. El fútbol era un auténtica anarquía que la policía no podía parar. Ni siquiera las propias bandas podían. Y sin embargo parece que no había heridos graves, las cosas se resolvían a puñetazos. Los cuchillos y las pistolas llegaron mucho después. A los que iban en bandas que llevaban navajas se les consideraba gilipollas. Si les hacía falta llevar armas es que no eran capaces de defenderse por si mismos.
Los clubes se hacían los suecos ante toda aquella violencia. Estoy seguro de que lo veían con buenos ojos por el apoyo que recibían en los partidos. Lo cierto es que los clubes nunca han hecho nada para detener la violencia en el fútbol aparte de llenar las gradas de policía, lo que no soluciona nada. Tienes que lograr que los aficionados se involucren más en el juego. Ahora en Inglaterra la gente que lleva camisetas de sus equipos no tiene nada que ver con la violencia. Es más bien al contrario; con los que tienes que tener cuidado es con los que no llevan camisetas. Esos son los cobardes que te apuñalan por la espalda.
RAMBO: Empece a salir con la gente de Finsbury Park. Formábamos un grupo
bastante grande en el que había muchos negros, casí todos del Caribe.
Entonces rompiamos esas barreras. Eramos el grupo de Finsbury Park, pero
también estaban los de Islington y los de la otra parte de Islington
que se llama Highbury. En Highbury si que había todavía algo de racismo.
También eran del Arsenal, pero a veces nos enfrentábamos con ellos, que
eran todos blancos. Otras veces nos juntábamos, pero siempre había algo
de división. En Finsbury Park ibamos por delante y por eso acabamos
mucho mejor que en otros barrios, porque nos juntábamos con negros,
griegos y muchos irlandeses y escoceses, de manera que tenías que
llevarte bien con todos. A veces nos peleábamos en el Tottenham Royal
contra los negros del Tottenham, pero en nuestro lado también había
negros. En 1973 ya había negros entre los aficionados del Arsenal.
STEVE JONES: Conocí a Paul Cook, cuando ibamos al colegio Christopher Wren en Blue Fontaine Avenue, en la zona de White City Estate (Stepherd´s Bush). Antes él iba a un colegio distinto pero nos habíamos cruzado un montón de veces por la calle. Después nos hicimos skinheads cuando comenzó el movimiento. Era genial: ibamos a ver el fútbol y se trataba de ir con una imagen mejor que los demás. Toda la ropa que tenía la había robado, así que siempre tuve un armario bien surtido. Se me daba bien robar y disfrutaba mucho en las tiendas. Después de los partidos de fútbol saqueábamos tiendas. Eso es lo que más me gustaba: caos y anarquía. El hooliganismo era una buena válvula de escape para los adolescentes frustados. No me describiria como un tio duro pero sin duda era un chaval de la calle. No me quedaba en casa así que a los quince años me las tenía que apañar solo. Ibamos mucho al mercado de Shepherd´s Bush. Eramos del Queen´s Park Rangers, del Chelsea y del Fulham, pero el fútbol no era tan importante como el ambiente que lo rodeaba. En realidad no veíamos los partidos, sino que nos pavoneábamos por las gradas pensando sobre todo en nuestra imagen.
RAMBO: En los años setenta, la violencia en el fútbol no era tan organizada. Era violencia de masas. Miles contra miles. Dos o tres mil tios peleándose contra otros tantos. Apenas salíamos en los periódicos, pese a que eran peleas multitudinarias. En 1971 el Arsenal ganó la liga en el campo del Tottenham Hotspurs y destrozamos el estadio. La afición del Arsenal tomó el campo y los aledaños. Había tanto dentro como fuera. Algunos llevaban batas blancas de carnicero con el nombre del equipo escrito en los lados. Primero nos habíamos reunido en el George Robey, un garito de Finsbury Park, y nos juntamos unas tres o cuatro mil personas. Desde allí recorrimos los seis o siete kilómetros que había hasta el estadio. Nosotros hicimos todo el trayecto, entre Finsbury Park y Tottenham, en la parte de atrás en un camión. Jimmy y Johny Lydon venían conmigo. Ibamos cantando:
"Hi-ho, hi-ho
We are the Arsenal Boys,
hi-ho, hi-ho
We are the Arsenal Boys,
And if you are a Tottenham fan,
surrender or you´ll die
We Will follow the Arsenal"
JOHN LYDON: En nuestro apogeo el público se componía de artistillas: los que estaban a la última y los que querían figurar. A mi los que me gustaban, en cambio, eran los pocos que procedían de la clase obrera. A Malcolm Mc Laren y a sus amigos no les hacía tanta graci porque aquella gente les empujaba contra un rincón de la sala rapidamente. Eran días de caos. La única violencia de verdad no provenía de nuestro público sino de los intrusos, tíos que solían llevar uniformes azules. Los típicos broncas, los hooligans, no necesitaban buscar victimas. Eran grupos de borrachos agresivos que recorrían las calles a la caza de cualquiera, con tal de que fuera una sóla persona y ellos quince. Los skinheads estaban en horas bajas en 1976. Las bandas de skinheads se peleaban demasiado entre sí como para molestarse por los demás. Había skins de derechas y de extrema izquierda. Todo se había convertido en una cuestión de moda porque el verdadero movimiento skin había aparecido y desaparecido mucho antes.
RAMBO: Antes de Ziggy Stardust estuvo lo de la "Naranja Mecánica". A mucha gente le dio por vestirse como en la pelicula. Cuando salió empezamos a ponernos monos blancos y algunos llevaban bombines. Casi todos los seguidores del Arsenal llevaban monos blancos. Ya entonces nos metiamos en peleas, pero salió la película y se convirtió en una moda. Cuando jugábamos contra el Tottenham, todos los fans del Arsenal iban vestidos de "La naranaja Mecánica". La gente se escribía el nombre del equipo o del entrenador en los lados de la camiseta. Llevábamos bufandas rojas y bastones. Pero lo que más se llevaban eran los paraguas. Además estaban los seguidores del Arsenal de Bethnal Green, que también se ponían monos. Y todos los del Arsenal de Boreham Wood llevaban tatuajes. Los del Newcastle iban pintados como Alice Cooper, con la misma ropa y maquillaje. Los del Manchester United se vestían como David Bowie.
RAMBO: Había muchos punks entre los seguidores del Arsenal. De hecho adoptamos una canción de los Pistols para el fútbol.
"We´re so pretty
We hate Man City
We´re violent,
And we go spare"
Extractos del libro autobiográfico de John Lydon A.K.A Johny Rotten, cantante de los Sex Pistols. Páginas 52, 53, 78, 79, 83, 93, 98, 99 y 218
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