En la Argentina más profunda y suburbial, ha surgido un club aficionado que tiene la peculiaridad de llevar el nombre del guerrillero argentino Ernesto Guevara. Ese hombre que se ha convertido en el simbolo de lucha de multitud de grupos antifascistas a lo largo del globo, ahora tiene su propio club. Probablemente donde a él más le gustaría, lejos de ligas multimillonarias y fichajes rimbonbantes. En campo de arena, con jugadores que no cobran un duro y con el mero afán de practicar deporte...y remover conciencias. La historia del equipo, así como las fotografías, han sido extraidos de la página de Taringa.
En el norte de Córdoba (Argentina), sobre la ruta 9 y camino a Santiago del Estero, un hombre y una mujer parieron la idea. Fundaron un club y no le pusieron un nombre cualquiera: Ernesto Che Guevara. El, beneficiario de un plan Jefas y Jefes de Hogar, y ella, archivera de la Municipalidad de Jesús María, decidieron hacerlo posible el 14 de diciembre de 2006. Dos inquietudes convergentes, las de Claudio Ibarra y Mónica Nielsen, permitieron lo que antes no se le había ocurrido a nadie. Ni en Argentina ni en ninguna otra parte del mundo. El estaba cansado de renegar como entrenador itinerante de equipo en equipo y ella quería generar un proyecto diferente bajo la imagen emblemática del Che. Sin sede social, cancha ni campo de entrenamiento, sumaron más voluntades, se inscribieron en una liga de fútbol y comenzaron a darle vida a un sueño que ahora acompañan por igual estudiantes universitarios, albañiles, empleados de comercio y hasta un policía (nadie es perfecto). Como dirigentes, jugadores o hinchas, todos simpatizan con las ideas del guerrillero heroico. Y a su manera, quieren contribuir a modelar el hombre nuevo del que hablaba Guevara.
En Jesús María ahora existe un tercer club que se sumó a los más antiguos, Alianza y Falucho: el Social, Atlético y Deportivo Ernesto Che Guevara. Los tres compiten en la Liga Colón, donde juegan El Carmen de Monte Cristo, Jockey Club de General Paz y también Bochas y Agraria, dos equipos de Colonia Caroya, entre otros de pueblos vecinos. Precisamente, éste último le presta la cancha al Che. Y la sede, por el momento, es la casa de Nielsen, una mujer de 47 años que estuvo afiliada al partido Socialista Popular de Guillermo Estévez Boero.
El municipio que gobierna el radical Marcelino Gatica les cede el polideportivo para que los 27 jugadores, entre la Primera y la Reserva, puedan entrenarse tres veces por semana, después de sus trabajos o estudios. La corriente de simpatía que han ido despertando motivó que el comercio de Jesús María les diera una mano. Y hasta consiguieron dos sponsors que conviven sobre la camiseta en discutible armonía con el retrato del Che.
Uno se llama Oxígeno, una empresa agroindustrial, y el otro Dimensión, un estudio de arquitectura que comercializa un producto antihumedad. Sus publicidades se reparten sobre la prenda roja y blanca, al igual que el rostro del Che y la célebre consigna revolucionaria “Hasta la victoria siempre”, que se estampó en la parte de atrás. Nielsen, la presidente del club por un período de dos años, confía en que ellos mismos fabricarán las camisetas y, por cada una que vendan, “se colaborará con un niño y un adolescente” de Jesús María.
En el norte de Córdoba (Argentina), sobre la ruta 9 y camino a Santiago del Estero, un hombre y una mujer parieron la idea. Fundaron un club y no le pusieron un nombre cualquiera: Ernesto Che Guevara. El, beneficiario de un plan Jefas y Jefes de Hogar, y ella, archivera de la Municipalidad de Jesús María, decidieron hacerlo posible el 14 de diciembre de 2006. Dos inquietudes convergentes, las de Claudio Ibarra y Mónica Nielsen, permitieron lo que antes no se le había ocurrido a nadie. Ni en Argentina ni en ninguna otra parte del mundo. El estaba cansado de renegar como entrenador itinerante de equipo en equipo y ella quería generar un proyecto diferente bajo la imagen emblemática del Che. Sin sede social, cancha ni campo de entrenamiento, sumaron más voluntades, se inscribieron en una liga de fútbol y comenzaron a darle vida a un sueño que ahora acompañan por igual estudiantes universitarios, albañiles, empleados de comercio y hasta un policía (nadie es perfecto). Como dirigentes, jugadores o hinchas, todos simpatizan con las ideas del guerrillero heroico. Y a su manera, quieren contribuir a modelar el hombre nuevo del que hablaba Guevara.
En Jesús María ahora existe un tercer club que se sumó a los más antiguos, Alianza y Falucho: el Social, Atlético y Deportivo Ernesto Che Guevara. Los tres compiten en la Liga Colón, donde juegan El Carmen de Monte Cristo, Jockey Club de General Paz y también Bochas y Agraria, dos equipos de Colonia Caroya, entre otros de pueblos vecinos. Precisamente, éste último le presta la cancha al Che. Y la sede, por el momento, es la casa de Nielsen, una mujer de 47 años que estuvo afiliada al partido Socialista Popular de Guillermo Estévez Boero.
El municipio que gobierna el radical Marcelino Gatica les cede el polideportivo para que los 27 jugadores, entre la Primera y la Reserva, puedan entrenarse tres veces por semana, después de sus trabajos o estudios. La corriente de simpatía que han ido despertando motivó que el comercio de Jesús María les diera una mano. Y hasta consiguieron dos sponsors que conviven sobre la camiseta en discutible armonía con el retrato del Che.
Uno se llama Oxígeno, una empresa agroindustrial, y el otro Dimensión, un estudio de arquitectura que comercializa un producto antihumedad. Sus publicidades se reparten sobre la prenda roja y blanca, al igual que el rostro del Che y la célebre consigna revolucionaria “Hasta la victoria siempre”, que se estampó en la parte de atrás. Nielsen, la presidente del club por un período de dos años, confía en que ellos mismos fabricarán las camisetas y, por cada una que vendan, “se colaborará con un niño y un adolescente” de Jesús María.
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