sábado, 16 de febrero de 2013

Justicia para Iñigo Cabacas

Que Iñigo Cabacas murió asesinado por una pelota de goma disparada por la Ertzaintza tras el Athletic club-Schalke 04 disputado el 5 de Abril del 2012 no es una opinión, desgraciadamente es un hecho constatado. Que diez meses después de su asesinato nadie ha pagado por el crimen no es una opinión, lamentablemente es otro hecho constatado. 
Es indignante el silencio mediático que se ha producido en torno a este caso, si las circunstancias se hubieran producido justo del revés, no hubiéramos tardado en escuchar que hace falta más control, mayor represión, que todo ha sido orquestado desde la izquierda abertzale y, probablemente, se hubiera endurecido la ya de por sí insufrible "Ley del deporte", amen de que algunos seguidores del equipo de los leones ahora mismo estarían peinando canas -y por bastante tiempo- en cualquier penitenciaria del país.
Ese silencio mediático de ahora contrasta con las primeras falsas, y vergonzantes,  opiniones que ponían en duda que Iñigo Cabacas hubiera sido asesinado por una pelota de goma. Tuvo que llegar la autopsia forense para confirmar que, en efecto -tal y como dijeron los testigos presenciales- la fractura craneal que propició su fallecimiento fue a causa de una pelota de goma lanzada por la policia autonómica vasca.
Entonces la estrategia de la negación pasó a la de los reproches y acusaciones mutuos, sin faltar la humillación constante a la memoria de Iñico Cabacas, donde se llegó a decir que, claro, era militante de la izquierda abertzale y que si estaba allí, en medio del fregadao, sería por algo. Que sea militante de la izquierda abertzale, que no lo era, no es justificativo para asesinarle; pero que estuviera en medio de ningún fregado...

Al poco tiempo se desmontó una nueva falsedad: los hechos no habían ocurrido por una multitudinaria pelea entre ambas aficiones, ni siquiera se estaba produciendo una pelea, simplemente una riña personal entre dos clientes de un bar. La ertzaintza llegó al lugar, presuntamente alertada por decenas de llamadas telefónicas de los vecinos -una nueva mentira ya desmontada- y abrió fuego sin mediar palabra. Las escopetas que disparan balas de goma están prohibidas en el 99% de los estados Europeos, y nosotros tenemos la mala suerte de formar parte del 1% restante. Más mala suerte si los hijos de puta que las disparan no lo hacen al aire, sino directamente a la cabeza y a dar (y de esto hay varios ejemplos recientes en la historia reciente del Estado Español).
 Se dijo que el 1 de Enero del 2013 esas escopetas dejarían de funcionar, pero se han seguido viendo en Euskadi -y resto del Estado Español- en recientes manifestaciones frente al congreso, contra los desahucios o en ocupaciones de sedes bancarias.
 Llegamos al día de hoy, a mediados de Febrero del 2013, y no hay nadie imputado, nadie ha dimitido de su carga, no hay ninguna compensación a la familia. Nadie sabe quien disparó aquella pelota asesina, nadie sabe quien dio la orden, sólo impera la ley del miedo y la ley del silencio ¿Hasta cuando?
IÑIGO CABACAS GOGOAN ZAITUGU, JUSTICIA PARA IÑIGO

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