viernes, 11 de enero de 2013

La gente es muy egoista

Pasadas las euforias navideñas y los buenos deseos para el nuevo año, llega hora de hacer balance. Hay quien considera que todo lo que sucede en la quincena mágica que abarca desde el 25 de diciembre al día de Reyes es producto de la solidaridad, los buenos sentimientos y el deseo de colaborar en todo lo que se hace. ¿Nos volvemos mejores “en estas fechas tan señaladas”? La idea general es que sí, pero yo creo que no. ¿Y por qué? Pues muy sencillo: porque la gente es muy egoísta.
La campaña del Rayo Vallecano denominada “El Rayo Con los Niños” consistente en sacar dos entradas para ver el Rayo-Levante y Rayo-Getafe por el “módico” precio de 24´95 euros + la donación de un juguete medianamente decente, ha dado sus frutos. Y ustedes me dirán ¿pero qué tipo de frutos?, porque fruto es un melón de 2 kilos y también una cereza de apenas unos gramos.
El tamaño del producto frutícola lo dejo a su consideración, pero las cifras cantan. Asistieron a los dos partidos de “El Rayo Con los Niños” la friolera de 15.688 espectadores (7.316 en el Rayo-Levante, y 8.372 en el Rayo-Getafe). Técnicamente hablando y dado que el aforo disponible para ambos encuentros fue de 29.600 asientos, podemos decir que el estadio se completó al 53 por ciento. Podrá parecer poco, pero en términos políticos eso es mayoría absoluta y, por tanto, un éxito. Si a eso le añadimos los más de 200 juguetes recogidos, podemos rasgarnos las vestiduras y hasta darnos un baño en el río Abroñigal.
El meollo está en que habrá gente a la que esto le pueda parecer poco. Incluso personas malas que dirán que estos resultados son una birria y que la campaña debería haberse llamado en realidad “El Rayo Contra los Niños”. Cada cual que piense lo que quiera, pero si no hubo más éxito se debe a que la gente es muy egoísta. Porque sigue habiendo personas empeñadas en llenar su nevera o gastarse el dinero en ropa, antes de soltar 25 euros por persona + juguete decente para participar en una campaña tan bien diseñada que el éxito se veía venir de lejos.
Más pruebas de que la gente es egoísta. El Vallecas Club de Fútbol, otro histórico del fútbol vallecano, realizó en tan sólo tres días (3, 4 y 5 de enero) una campaña denominada “Un Juguete Una Ilusión”. La idea consistía en asistir a los partidos benéficos de este Torneo por un precio simbólico, o bien entregar juguetes a la entrada. Recaudaron finalmente 4.000 juguetes, producto sin duda no de la buena planificación, sino del egoísmo. La gente es tan egoísta, que prefirió sin duda donar su juguete al Vallecas CF, antes que al Rayo. Evidentemente, no se puede comparar el producto ofrecido por todo un señor Club de Primera División, con otro del Fútbol Modesto de Vallecas. Tampoco se debe comparar a la directiva del Vallecas CF con la del Rayo Vallecano, porque los resultados y el empeño por hacer bien las cosas saltan a la vista.

Y seguimos y no acabaríamos. Los aficionados del Rayo, el 30 de diciembre, en el Torneo benéfico que organizaron en la Ciudad Deportiva, recogieron 2 toneladas de comida para el Banco de Alimentos. Nueva muestra de egoísmo, pues hubo quien prefirió donar alimentos a esta gente, antes de gastarse los ya sabidos 25 euros + juguete decente en la campaña del Rayo Vallecano.
Más muestras de egoísmo. Este lunes en Vallecas se vivieron momentos de tensión en los accesos al Estadio por lo riguroso de los controles a los aficionados. ¿Es lógico que a un hincha que va a un partido se le tenga retenido 30 minutos para entrar a un evento deportivo? La respuesta es sí, pero vuelve a aparecer el egoísmo. Un cacheo, en sí mismo, no aporta nada para la seguridad de los espectadores. Si las cosas se hicieran de manera profesional, el aficionado que accede al estadio debería ser objeto de un análisis más riguroso, a saber: cacheo, tacto rectal, endoscopia, colonoscopia, tac cerebral y retirada de los tapones de las botellas y de los oídos. Y más aún, acceso al estadio con cita previa establecida telefónicamente. Si no fuéramos tan egoístas, no iríamos todos a la vez a ver el mismo partido de fútbol.
No quiero finalizar sin referirme al egoísmo de quienes exigen a los aficionados que animan en el estadio, que sigan cantando siempre. Estos egoístas parecen desconocer que en este país existe un derecho llamado derecho de huelga por el cual puedes, si no quieres, no cantar en tu estadio acogiéndote a la “Huelga de Animación”. Claro que también puedes ir a la cárcel por ello, que también es un derecho cada vez más de moda. El caso es que si el estadio no canta, hay egoístas que se enfadan y se indignan más que si les subieran el precio del abono.
Casos, cosas y gentes, como verán, que darían para escribir un libro. Lo único que me queda claro, después de todo esto, es que la gente es muy egoísta. No quiero terminar sin referirme a otros egoístas que no se enteran de nada. Y no quiero mirar al palco, el único espacio con el aforo completo en Vallecas en los últimos tiempos. Una solución a tanto asiento vacío podría pasar por remodelar el Estadio y hacerlo todo palco. Se acabarían los egoísmos, y aumentarían los enchufismos.
ARTÍCULO DE OPINIÓN PUBLICADO EN "RAYO HERALD"

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