Después de los recientes incidentes en Ajaccio, el equipo del Bastia tuvo que disputar su último encuentro frente al Olympique de Marsella a puerta cerrada, aun así, unos 3000 seguidores se dieron cita en los aledaños del estadio para animar a su equipo y, de paso, meter presión al rival de una manera poco deportiva. Al llegar el autobus del equipo rival, un par de pequeños artefactos incendiarios explosionaron justo delante, con lo que se retraso la ceremonia con la que se recuerda a las victimas de la tragedia de Furiani, ocurrida en Mayo de 1992, y que suelen realizar todos los equipos visitantes.
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