miércoles, 1 de febrero de 2012

Sajonia como sintoma

El suicidio de dos miembros de Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), el pasado 4 de Noviembre, puso de relevancia la existencia de ese desconocido grupo neonazi, responsable de una docena de asesinatos racistas y atentados con bombas cometidos en diferentes ciudades alemanas durante los últimos 13 años. Además de las sospechas de pasividad e inoperancia de la policía, Alemania ha descubierto con desagrado que el NSU -más alla de enlaces con el principal partido neonazi alemán, el NPD-, tenía confidentes en las agencias de espionaje estatal. El caso ha puesto de manifiesto que la ausencia de una desnazificación total en los ámbitos de la policía y la intelitencia después del Tercer Reich, en aras de la lucha anticomunista, ha contribuido a una continuidad institucional que perdura hasta hoy. 
 Desde que el pasado noviembre se conociera la existencia de la banda en Zwickau (Sajonia, al este del país), también el neonazismo en el fútbol ha vuelto a ser noticia en los medios germanos. Días después del desmantelamiento de la NSU, en el derby sajón de Regional entre el Zwickau y el Erzebirge Aue B, una parte de la afición local, exhibiendo banderas de Noruega -como homenaje a Anders Breivik, el autor de la matanza de Oslo contra los juventudes socialdemocratas- coreó gritos en favor de los terroristas. La federación está estudiando el caso porque un futbolista llegó a gritar "Sieg heil", el clásico saludo hitleriano. 

 Para el periodista Ronny Blaschke, el flirteo de los aficionados al fútbol con el nacionalsocialismo y la violencia no es nuevo, y menos en Sajonia. En el 2009, unos 50 neonazis -muchos seguidores del Lokomotive Leipzig- saltaron al campo del FSV 1921 Brandis y atacaron, sin que la policía hiciera nada, a los jugadores del Estrella Roja de Leipzig por "rojos". Durante años, los ultras del Chemnitzer FC dedicaron insultos racistas cada vez que su jugadore, el nigeriano Yakubu Adamu, tocaba el balón.  Lo mismo hacían los del VCF Plauen, cuando el equipo turco Türkiyemspor Berlín visitaba su estadio. Y si la violencia en los estadios ahuyenta a buena parte de la afición, los hooligans ultraderechistas y antisemitas del Dynamo de Dresden, el equipo de la capital sajona que juega en 2ª División, son archiconocidos en todo el país por causarla.
 Como constata Blaschke, los neonazis vienen utilizando el fútbol -especialmente no profesional- para conseguir votos y nuevos miembros desde hace tiempo. La estrategia política es simple: abrazar causas futbolísticas y del día a día deportivo de los clubes. En Leipzig, el NPD trata de erigirse como defensor de los valores tradicionales e históricos del Lokomotive frente al "capitalismo destructor" que representea el Red Bull Leipzig, un club fundado en el 2009 después de un intento fallido de Dietrich Mateschitz - el dueño de la marca de bebidas energéticas- de comprar el Sachsen Leipzig, ya desaparecido. Mateschitz pretende que el Red Bull. que juega en una categoría superior al Lokomotive, ascienda a medio plazo a la Bundesliga. El NPD hace campaña electoral y obtiene votos así. No les hace falta hablar de su programa real.

 Con la anexión y desmantelamiento industrial de Alemania del Este después de la reunificación de 1990, el NPD -al que, tras el caso del NSU, se intenta prohibir- encontró en el calor de los estadios un hábitat propicio para incubar el nuevo nazismo. Dos decads después, parece que el huevo de la serpiente ha vuelto a eclosionar.
 TEXTO fusilado de la revista "Panenka", número 4 , Enero del 2012

No hay comentarios: