Este afable aficionado vallisoletano ha tenido la suerte de salir en una página del diario "El Mundo" en su edición de hoy por una multilla de 3.000 pavetes. Los otros, no se, ¿20?¿30?¿50? sancionados de esta jornada no han tenido la misma suerte, el 99,9% de los miles de sancionados de temporadas anteriores tampoco. Porque claro, no es lo mismo ser ingeniero agrónomo, con un puesto de alta responsabilidad en una multinacional y padre de una niña china adoptada, que un quinqui de grada, un peligroso ultra con familia desestructurada y demás. Al lorito a como encaja la noticia el periodista ¿Como es el retrato robot de un Boi noi? ¿Que coño es un boi noi? En fin, este tio con un puesto de alta responsabilidad ya sabe como se las gasta la "Ley del deporte", por cierto, gran aficionado de su equipo, 20 años y su primer -y último, por lo que dice- viaje. Gente así hace falta en los estadios ¡coño!
El Mundo, 14/9/2010-. Todos tenemos in mente los diferentes tipos de uniforme oficial del ultra y sus distintos modus operandi. El catálogo es amplio y variopinto, y suele deparar más de una sorpresa. Pero aun admitiendo la más variada tipología y reconociendo que el hábito no hace al monje, existen casos que se salen de ojo. Como el de José Ignacio Fuente. Este abonado blanquivioleta de 20 años de antigüedad cuenta con casi 48 -los cumple el domingo- en su osamenta. Es ingeniero agrónomo, trabaja en un puesto de alta responsabilidad en una multinacional y luce con lógico orgullo su condición de padre de una niña de 3 años adoptada en China. De entrada, no parece un retrato robot asimilable a un ultrasur o a un boi noi. Pero se le ha incoado un expediente sancionador que puede desembocar en una multa de 3.001 euros por infringir el artículo 22.2 de la Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. Y hay más. Fuente no podría acceder a recintos deportivos en seis meses.
A estas alturas se preguntarán qué hizo este abonado pucelano. Que él lo explique. "Viajé el 5 de mayo al Vicente Calderón para ver el partido contra el Atlético. Era mi primer desplazamiento pese a mis 20 años de carné. No sabía que después de los partidos retienen a la afición rival tanto tiempo en la grada. Llevábamos ya 45 minutos y cuando comenzamos a bajar le pregunté a un policía si podía ir al baño, ya que del estadio íbamos directos al autocar. Me contestó que no. Y entonces le dije que nos estaban tratando como a delincuentes".
Mi primera receta con mi despachito al fondo |
La respuesta del interpelado, según Fuente, fue inmediata. "Al decirle eso vi que de repente se molestó muchísimo y me pidió el DNI. Se lo di sin ningún problema y pensé que querría ver si tenía antecedentes o algo así". Pero no era esa la finalidad de conocer su filiación. "Ya me había olvidado de aquel asunto cuando este sábado recogí de Correos una notificación del Gobierno. Pensé que era una multa de tráfico y resultó ser esta sanción".
El motivo de la misma es la versión que da el agente. Según éste, Fuente le dijo: "No tenéis puta idea. Sinvergüenzas. Sois unos maricones". El acusado lo niega en redondo y además se apoya en testigos. "¿Cómo se me va a ocurrir decirle eso a un policía? Ni soy así, ni tan tonto como para ignorar lo que me puede pasar después. Además iba con cuatro amigos que pueden corroborar mi versión. Y no sólo ellos. Había más gente a nuestro alrededor que puede confirmarlo".
La sorpresa de Fuente llegó cuando a los aficionados sí se les permitió orinar en la calle. "Que yo sepa eso sí va contra las normas". El teórico agraviado ya se ha puesto en contacto con el Real Valladolid, cuyos abogados le ayudarán a redactar el recurso. "Todo el mundo me ha dicho que tengo las de perder. Que es su palabra contra la mía. Pero sé que tengo razón y no voy a conformarme. No tengo nada contra la Policía. Es un problema con una persona que ha faltado a la verdad".
El presunto agraviado asegura que el alcohol, trampa saducea hasta para la persona más cabal, no medió en esta historia. "Bebí una caña antes de entrar y, en el estadio, agua". Fuente asegura que no volverá a efectuar ningún desplazamiento. "Se me han quitado las ganas de viajar y casi de ir al fútbol. Cómo pueden considerarme igual que los que apedrean autocares o revientan asientos. No merezco esto y no temo ir a juicio".
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