martes, 17 de marzo de 2009

¿Fair play? Fuera empresarios de nuestro deporte

Es el viejo sueño de los grandes clubes europeos; y de los aficionados, que rompen records de audiencia cuando se celebra una jornada de la Liga de Campeones y que entrarían en un estado muy cercano al éxtasis si esos partidos entre los colosos del fútbol mundial se disputaran cada semana. Un Real Madrid-Manchester United y un Barcelona-Milan el miércoles, y un Real Madrid-Inter o un Bayern-Barcelona siete días después son ya casi una realidad a punto de dejar el estado gaseoso. El plan apunta sólido. Se trata de la Superliga europea. Los últimos movimientos así lo indican. La campaña 2012-2013 sería la del pistoletazo de salida.
Hubo reiterados intentos, especialmente en la década de los 90, para implantar esta competición. La gran diferencia es que ahora no se busca la guerra contra la UEFA, la reina madre del fútbol europeo, que se veía desplazada en todos esos planes iniciales. Todo se quiso hacer a través de empresas externas que garantizaban unos beneficios gigantescos. Pero las reticencias y las presiones del poder establecido amedrentaron a los clubes que, pese a su potencia, optaron por abandonar las trincheras. Cuando se intentó pactar con la UEFA, ya a la desesperada, ésta se negó, pese a que le garantizaron 700 millones de euros de ganancias iniciales.
La intención es llegar a una entente con el actual presidente de la UEFA, Michel Platini, utilizando como correa de transmisión del proyecto a la ECA (Asociación Europea de Clubes). Platini siempre se ha mostrado partidario de ayudar al fútbol modesto y de acabar con los desequilibrios entre las grandes ligas y las menos competitivas. Por eso se le va a presentar un plan muy masticado en el que se admite la presencia de, por ejemplo, clubes de los países del Este y de potencias de segundo nivel a través de un sistema de divisiones que permitiría aspirar a llegar a la elite a todos los componentes de la clase media. Y también se plantea un reparto de ingresos que no ahonde en las diferencias.
Crisis económica
La crisis económica tiene mucho que ver en el relanzamiento de esta idea tan sugerente. Se han realizado diversos estudios que demuestran que este sistema es el único viable, la salvación en medio de la crisis. Los impulsores de esta Superliga creen que podrían incrementar los actuales ingresos por la Champions. Los más optimistas hablan de 10 veces más por el efecto globalización.
En realidad, el plan es parecido al que elaboró el G-14, grupo que englobaba a los clubes más potentes de Europa. Así, habría tres divisiones en base al criterio deportivo y un bonus histórico por los títulos conseguidos que protegería a grandes en crisis como Milan o Ajax, por ejemplo, que podrían recibir una wild card. El número de integrantes se plantearía en torno a los 20 por cada División. La actual Copa de la UEFA desaparecería. Hay que aclarar, por ejemplo, la compaginación de este torneo con las competiciones nacionales, especialmente la Liga y la Copa.
El calendario estará saturado y las federaciones y Ligas profesionales tratarían de defender sus intereses. No se iba a permitir, por ejemplo, más de 16 clubes en cada campeonato doméstico. Eso tendría difícil venta entre los modestos. Se han marcado ya los plazos y la hoja de ruta. La UEFA tiene un contrato por el que los derechos de televisión y marketing son del grupo TEAM hasta 2012. Hasta entonces no se va a tocar nada. En la campaña 2012-2013 llegaría la revolución.
Los clubes ya se lanzaron sin miramientos con este proyecto en la última reunión de la ECA celebrada en Nyón. El Milan ha sido el primero en lanzarse al ruedo y otros clubes importantes como Real Madrid, Manchester, Liverpool o Inter están de acuerdo. El Barça es partidario de esa nueva competición, pero Laporta prefiere esperar a comprobar el rumbo que toma el presidente de la UEFA. El Bayern de Múnich se opone a este plan de altos vuelos.
Florentino Pérez ya fue uno de los promotores de la Superliga hace varios años. Con las elecciones en el Madrid a la vuelta de la esquina, su opinión ha sido tomada muy en cuenta, porque se le considera una pieza indispensable para la buena marcha del proyecto. E incluso para que sea uno de los interlocutores de Platini. El presidente de la UEFA ha puesto como ejemplo al deporte profesional estadounidense. Lo más parecido a ese modelo es la nueva Superliga, que incluiría entre sus novedades un estricto control del gasto. Se propone establecer un límite salarial, parecido al la NBA. Los clubes no podrían sobrepasar el 65% de su presupuesto en el pago de las fichas de sus jugadores. Esto debería ser pactado con la Unión Europea.
Publicado en "El Mundo", 17/3/2009

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