LOS COMIENZOS
El final de los años 60 y el comienzo de los años 70 marcaron el inicio real de los aficionados alemanes. Por supuesto, al igual que sus vecinos continentales, Alemania ya comenzaba a contar en las gradas con aficionados que apoyaban activamente a su club y comenzaron a encontrarse en una parte específica del estadio. Este período marca el nacimiento de los partidarios de la animación en masa y de los primeros fan-clubs, así como el surgimiento de una identidad propia como aficionados. Podemos estimar que los primeros clubs de fans en ver la luz fueron los de la Seerose Nurnberg (1969), el Jungen Bochum (1972) y la Sudkürve del Bayern de Múnich (1973). Estos 3 grupos históricos siguen existiendo.
Pronto los clubs de fans se multiplicaron en todo el país y la escena comenzó a desarrollarse a un buen ritmo. Los principales clubs de fans solían ser una banda de amigos del mismo barrio o de una ciudad que se unían para apoyar activamente su club de fútbol favorito. Poco a poco y con el nacimiento de estos fan-clubs, se fue agrandando la masa social de los equipos y surgió, de manera inevitable, las federaciones de Fan-Club, que no son otra cosa que la versión alemana de nuestras rancias Federaciones de Peñas. Por ejemplo el Schalke 04 comenzó en sus inicios contando con 8 clubs y ahora tiene más de 850.
Un verdadero cambio de cultura futbolera se formaba en Alemania, donde el contingente de aficionados dispuestos a seguir a su equipo lejos de casa comenzaba a desbordarse. Desde mediados de los años 70, como en Inglaterra, se organizaban trenes especiales para permitir a los aficionados viajar para ver los partidos foráneos con más facilidad. En 1991, 40.000 aficionados del Kaiserslautern fueron a Colonia para ver a su club de ganar el título de la Bundesliga.
En esos años, los aficionados alemanes seguían el modelo británico. A pesar de la existencia de numerosos clubs de fans en los laterales de los estadios, lo más importante es la entidad "Kurve", que reúne a los más ardientes partidarios y permite formar una "comunidad" de todo el club. En el Kurve, no hay una verdadera estructura de la animación: las canciones son espontáneas, a veces marcadas por bombos, y la entrada de los jugadores en el terreno de juego va acompañada de los clásicos bufandeos, o en algunas aficiones, incluso, de banderones.
El estilo es fundamental para la reputación de los aficionados alemanes en su propio país y a través de las fronteras. Inspirado en cierto look heavy, el aficionado alemán de la época solía ir con una chaleco vaquero, cubierto de parches donde proclamar el amor a su equipo, su odio a los equipos enémigos, su colegueo con aficionas amistosas o sus opiniones políticas.
HOOLIGANS EN ALEMANIA
Con la aparición de los fan-clubs, también surgen al unísono los primeros incidentes entre aficiones, especialmente en aquellos partidos con fuerte rivalidad regional, destacando especialmente la zona del Ruhr. La violencia es espontánea y no organizada y se suele limitar a algunos golpes y/o bufandas robadas, aunque se vean inmersos en las mismas, en algunos casos, hasta cientos de personas.
Sin embargo, a comienzos de los años ´80, las cosas cambian. Comenzaron a aparecer los primeros skinheads en las gradas y los alemanes empezaron a interesarse, de una manera mucho más activa que años anteriores, por el fenómeno hooligan que por aquella época arrasaba en toda Inglaterra. Pero, al contrario que en Inglaterra donde las firms solían ser más informales, los nuevos grupos alemanes querían mantener una cierta estructura y un vinculo mucho más cercano a su club. Este camino no fue exento de problemas, por ejemplo, en 1983 surgieron los Rheinterror en Leverkusen para apoyar al Bayern de la localidad y el club hizo presión para que los hooligans locales no tuvieran un nombre tan explícito. Finalmente, los gamberros de Leverkusen cedieron a las presiones y cambiaron su nombre por el de Lev-Szene.
Muchos notas de extrema derecha comenzaron a infiltrarse en el reciente movimiento alemán: así surgen, por ejemplo, el Adlerfront en Frankfurt, Borussenfront en Dortmund, y así sucesivamente. Muchos de estos grupos, sin embargo, pasaron sin pena ni gloria y muchos no eran reconocidos en sus respectivos Fan-Clubs.
En octubre de 1982, los enfrentamientos entre los aficionados de la ciudad de Hamburgo y Werder Bremen terminaron de manera trágica. Un joven fan del Werder Maleika Adrian, de 16 años, fue asesinado por una piedra lanzada por un seguidor del Hamburgo. Esta es la primera muerte en la historia de la Bundesliga. Esto no impedirá que los incidentes se multipliquen a lo largo de la decada. También lo hace la represión policial y el acoso de las autoridades por lo que en años posteriores los hooligans alemanes se volverán más sofisticados y darán menos el cante a la hora de buscar enfrentamientos.
Para los más extremistas, la selección nacional alemana reflejaba el poder de toda una nación. Torneos internacionales daban lugar a grandes concentraciones de vándalos de diferentes clubes y diversos países. Durante la Eurocopa del 1988, los alemanes se enfrentaron duramente a los ingleses en Düsseldorf. Posteriormente, las principales competiciones internacionales se tradujeron en una importante movilización por parte de la escena alemana. De hecho, diez años después, en 1998, 2 hooligans alemanes golpearon al gendarme Daniel Nivel en Lens, eran seguidores del Hamburgo SV.
"LA AMISTAD PARA SIEMPRE"
Uno de los aspectos más interesantes de la escena alemana es la existencia de fuertes vinculos de amistad entre hinchadas de diversos equipos. Muchas de ellas comenzaron a gestarse a finales de los ´70 y comienzos de los ´80.
Algunas surgen como una defensa involuntaria de los seguidores frente al vandalismo de los hooligans. Por ejemplo, los seguidores del Colonia se hicieron colegas de los del St. Pauli, desde un partido de la temporada 1977/78. Aquel día, el Colonia ganó el partido y se convirtió en campeón de la Bundelisga, a costa de un St. Pauli ya descendido jornadas atrás. Los aficionados de ambos clubes montaron una gran fiesta para celebrar el título de los primeros y muchas amistades personales se forjaron desde ese momento.
Pero no sólo se producen amistades masivas entre hinchadas diversas. Los grupos hooligans también comienzan a organizan alianzas en función de amistades o enemistades varias, como por ejemplo "la Alianza del Norte" entre Hamburgo, Hannover y Bielefeld. Una de estas amistades entre los grupos hooligans del Nurnberg y del Schalke 04 posteriorment se extendió al resto de ambas aficiones.
Algunas amistades fueron tan enrevesadas que acabaron mal como las del Hamburgo y el Nurnberg en 1972. Resulta que el Nurnberg jugaba un partido en casa frente al Schalke 04 y estos se encontraban "hermanados" con los aficionados del Bochum, que a su vez, tenían buenas relaciones con los del Bayern de Munich. Esto fue motivo suficiente para que los seguidores del Bayern dieran la espalda a sus colegas de Nunrnbeg en este partido y el motivo de la ruptura de relaciones entre ambas hinchadas.
La comercialización de algunas amistades y el deseo de "hacer caja" de algunos listos acabó con algunas de las más antiguas amistades alemanas como la del Kaiserlautern y el Werder Bremen o el Sttutgart y el Eintracht de Frankfurt.
BUNDESLIGA CONTRA OBERLIGA
La Alemania de la Guerra Fría se vivió en dos mitades divididas: la occidental y la oriental: la Bundesliga y la Oberliga. La importancia política y social del fútbol en ambos "paises" propició también piques entre clubs y, por supuesto, amistades entre las fronteras. Y un fenómeno más curioso aún: debido a la debilidad de la zona oriental en lo que a materia futbolística se refiere muchos ciudadanos del este tenían, aparte de su equipo natal, su equipo en la zona occidental.
A partir de los años ´80, el fenómeno hooligan decrece en toda Alemania, en particular en la zona occidental, pero no es así en la zona Oriental, donde el fenómeno se encontraba en un ligero auge. De hecho, los aficionados organizados al fútbol en la RDA eran muy mal vistos por algunos mandatarios del Partido Comunista. Asimilaban que el fútbol, en un estado socialista, no era más que un sinónimo de caos y de disturbios. Esto provocó que los aficionados más radicales de algunos clubs convirtieran esas "pesadillas" en realidad, en particular los hooligans del Dynamo de Dresden y los del CFB Berlin.
Con la reunificación alemana se intentó fomentar una paridad ficticia entre la parte comunista y la capitalista, con el tiempo, se ha visto que esta igualdad no es más que propaganda y promesas vacias. Lo que en un principio no se vió en otros aspectos de la sociedad, si que se vió claramente en el fútbol donde sólo el campeón y el subcampeón de la zona oriental pudieron competir en la Bundelisga, mientras que los seis siguientes tuvieron que conformarse con hacerlo en la segunda división.
Es a partir de esta reunificación cuando en la antigua RDA explota de forma increible el tema de la violencia en los estadios. La ley se mostraba con muchas lagunas y dificultades para hacer frente a los grupos hooligans que venian del este. En particular, se mostraban muy bravos y contudentes los hooligans de los siguientes equipos: Dynamo de Dresden, Hansa Rostock, Magdeburgo y Berlin FC.
Debido al bajo nivel de clubes de Alemania Oriental, la Liga Regional de Oriente (tercera división), resulta ser la más activa en lo que a altercados e incidentes se refiere. Así, el partido del VfB Leipzig-Dynamo Dresden en 1993-94 se considera como el partido más "caliente" de la decada de los ´90, con impresionantes peleas y la casi total destrucción de la zona visitante. Los seguidores de la zona occidental se mostraron muy cautos en aquellos años en sus viajes a la zona oriental, de hecho, casi ninguna hinchada viajaba y la que se atrevía a hacerlo, como la del St. Pauli a Rostock en 1990 lo pasaba muy mal debido a la hornada de nazarios y boneheads varios que acudían al partido con intenciones no muy amistosas. Tras ese partido en Rostock, los fans del St. Pauli suspendieron sus viajes hacia el Este, hasta 1993. (Continuará...)
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