Por la carga emocional y de identificación colectiva que conllevan, a los clubes de fútbol se les permiten actuaciones en el borde de la legalidad que nos están vetadas a los demás mortales.
Piénsese, si no, en la controvertida ampliación de la esquina del Bernabéu que Ramón Mendoza obtuvo hace 15 años del entonces alcalde de Madrid, Álvarez del Manzano. O en las recalificaciones del estadio del Manzanares conseguidas en su día por Jesús Gil y en la actualidad por Enrique Cerezo.
En la mayoría de estos líos, se barajan cientos cuando no miles de millones. Si en plena crisis económica, hasta la Ford o la General Motors se atreven a pedir apoyo económico a las instituciones, ¿por qué no vamos a conseguirlo nosotros, los clubes de fútbol se preguntan los interesados, ya que representamos los anhelos de identificación colectiva de numerosos ciudadanos?
Pues porque, salvo cuatro casos históricos: Barça, Real Madrid, Athletic y Osasuna, se trata de sociedades anónimas, sometidas a la competencia del mercado, y con el mismo riesgo de tener beneficios o pérdidas que una ferretería o una empresa cárnica, a las que nadie les saca las castañas del fuego si lo hacen mal. Ese carácter mercantil del negocio deportivo lo ha reconocido el nuevo dueño del Levante, Jesús Serna, con una sinceridad inhabitual: "Vengo a ganar dinero", acaba de decir.
Lo cierto es que los gestores de los equipos de fútbol lo están haciendo tan mal que 20 clubes de Primera División deben cerca de 3.000 millones y siete históricos: Celta, Málaga, Sporting, Las Palmas, Levante, Sociedad y Alavés están al borde de la quiebra.
¿Cómo se ha llegado a esa situación?
Pues por una alocada carrera de gastos desde 1990, en el que se dejaron a cero las deudas de las entidades deportivas al transformarlas en sociedades anónimas. Confiados, entonces, en los contratos televisivos de las nuevas emisoras, muchos clubes estiraron el brazo más que la manga y por ese derrotero se han despeñado equipos otrora de Primera, como Burgos, Logroñés, Oviedo y Cádiz.
Publicado en "Las Provincias" 4/1/2009
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