Brlllllfsssssss:"...ñalo que lo más importante es que Neymar se convierta en la imagén corporativa del cl...." jjjjrrrrlllssssssss "...sando a otras noticias, en la reunión estuvieron presentes Florentino y Casillas, y habl..." ppffffssssss "...sidente de la liga, Javier Tebas, señaló la buena salud que tiene el fút...." OFF. Apagas la radio, quizás sea la última oportunidad que le das al dial deportivo, porque no tiene nada de deportivo, y no vas a seguir alimentando su circo. La televisión ya hace tiempo que la tienes apagada y en el salón de tu casa ha pasado a ser un mueble más como el sofá, la mesa o la estantería. Ya va para varios años que no (mal)gastas un sólo duro por uno de esos panfletos del quiosco que dicen ser prensa deportiva.
Definitivamente contigo han pasado la rosca y ya no te irritan los dos grandes clubs, sus clientes y todo el emporio mediático que se ha montado a su alrededor. Has pasado a la siguiente fase, te encuentras en el siguiente estado: han dejado de existir. Has llegado a comprender que pertenecen tanto al mundo del fútbol como los famosos del papel couché, un taller mecánico o un bocadillo de boquerones en vinagre. Se trata de empresas de mercadotecnia cuya única función consiste en vender imagen y merchandaising a los pobres gilipollas que piensan que pertenecen a los mejores equipos del mundo y no se han dado cuenta -y probablemente nunca lo hagan- que lo único que hacen es exhibir el logotipo de una marca comercial al igual que "El Corte Inglés", el "Mercadona" o "Nike". Sólo te queda un profundo poso de pena cuando por la calle te cruzas con algún niño menor de 12 años ataviado con la camiseta comercial de uno de esos dos productos comerciales. Pena porque los niños son inocentes e ingenuos, y todavía no se han dado cuenta de que la camiseta que su papá le compró no tiene que ver nada con el fútbol y si mucho con los conceptos empresa, beneficios, monopolio, capital...

Sigo siendo de esos románticos, probablemente igual de inocente e ingenuo que esos niños de los que hablaba antes pero superando desde hace varios años la barrera de los 30, que todavía cree en la belleza de lo sencillo, del origen, del barrio. Aquel niño que creció entre descampados, campos de fútbol de tierra hechos con la mano donde jugar a las chapas y horas de "alemán", "mareo" y "partidillos" y que todavía recuerda con una sonrisa dibujada en el rostro aquellos años de fútbol mañanero, con unas gradas repletas, un descanso con perolo de patatas y bota de vino, y 11 currantes trotando por el campo que tenían dibujada en su camiseta la línea roja que yo tenía cruzada en el corazón.
Y en ello sigo, y con ello -me temo- me iré al "otro barrio". Es decir, con lo mio, con lo que conozco, con lo que me es familiar, con lo que quiero, con el fútbol que quiero, y también con la vida -en global- que quiero. Y la que quiero para mi hijo, al que no quiero adoctrinar, pero si transmitirle una serie de valores básicos que -aunque ahora no se de cuenta- le valdrán de mucho en lo que será su vida, y espero me deje participar de ella. En esos valores no hay medio de comunicación de masas que pueda competir conmigo. Yo no tengo que vender ningún producto, no me prostituyo por dinero, no tengo que engañar a nadie.
Espero que me queden muchos años por delante de vida y no pienso perder ni un minuto más de ella en denostar y criticar a esas dos grandes empresas de crear producto y dinero fácil, de fabricar sentimientos falsos en torno a conceptos meramente mercantilistas. Conmigo no contéis, de mi boca nunca más saldrá un "Puta Real Madrid" o un "Barça de mierda", por fin he comprendido que no existe un fútbol de dos velocidades, si no que existe el fútbol o no existe, y que yo he decidido -ya para siempre, igual que elegí desde que tengo uso de razón, los colores por los que vivir- que no voy a alimentar más ese monstruo. Nada hay peor que aquellos que dicen estar contra el negocio del fútbol, de querer cambiar esto de la pelotita y, en vez de oirles hablar de sus equipos, sus aficiones, sus estadios, su historia, estar todo el día con el nombre de los otros dos en la boca, aunque supuestamente, sea para criticarlos. Yo no quiero ser de esos, no quiero vivir en un odio irracional que me coma las entrañas todos los días. Yo quiero vivir amando mis colores,aprendiendo de los contrarios e ignorando a los que ya no considero parte del deporte que amo. El capital que vaya por su lado, nosotros iremos por el nuestro.
Ayer escuche que el pueblo no es gilipollas. Que al pueblo le dan lo que le dan y no tiene más pelotas que tragar y seguir para adelante, pero que cuando al pueblo le das calidad y compromiso, el pueblo no duda en volcarse contigo.
En ello estamos, amigos, en ello estamos.