sábado, 23 de febrero de 2013

El Real Racing Club de Santander cumple hoy 100 años

Cuando a los 13 minutos del partido de esta noche entre el Racing y el Mirandés la afición entone en los Campos de El Sardinero el cumpleaños feliz dirigido al equipo, el conjunto cántabro será ya una entidad centenaria. Una celebración de un hecho singular que se vivirá desde la pasión y la ilusión que generan sus colores, pero que llega cuando el representativo cántabro se encuentra en una delicada situación deportiva y ante una grave y terminal crisis institucional, con un consejo de administración desacreditado y aislado, en concurso de acreedores, con la gestión de los últimos años en entredicho y en los tribunales y sin definir la propiedad del club, también pendiente de resolución judicial. Un futuro sin duda incierto, pero que en nada empaña la transcendencia de sumar 100 años de vida, una sucesión de sonrisas y lágrimas.

El Racing constituye un activo de primer nivel para la región. Es, aunque sea manido decirlo, más que un club y no sólo circunscrito geográficamente al área de Santander sino a toda la región. Una realidad avalada por los cien años de historia de la entidad, sólo alcanzables cuando existe una implicación nítida entre el equipo y los aficionados, entre la institución deportiva -aunque sea una sociedad anónima cuya creación no ha tenido respaldo económico popular, evidente en otros clubes- y los ciudadanos. Sólo así es posible cumplir un siglo y superar, desde la ilusión, las zozobras deportivas, los descensos de categoría y las gestiones disparatadas que en ocasiones han obligado a la administraciones a acudir al rescate de las finanzas del equipo. Una ayuda pública que en la mayor parte de las ocasiones no pudo ser recuperada pero que siempre ha sido considerada como una aportación a fondo perdido, casi siempre obligada por el efecto promocional que tiene la marca Racing.




Tristemente la celebración de hoy viene marcada por desencuentro entre afición, accionistas minoritarios y peñas, y los dirigentes del Racing, gestores colocados en el cargo por un empresario desaparecido. Con esos mimbres y con la reiteración de la confrontación, era complicado aunar voluntades. Una unidad siempre exigible y que ahora puede venir encauzada por un comité conmemorativo institucional, independiente y libre de ataduras. Un embrión para conmemorar el centenario y para profundizar en una regeneración imprescindible, salvo que nazca como puro intento de maquillaje.
El fútbol se alimenta de sentimientos. En cien años así lo ha vivido el equipo cántabro. La pasión verdiblanca es una realidad que se ha ido inoculando generación tras generación, hecho indispensable para la pervivencia de cualquier sociedad. Y cuando se habla de corazón y de espíritu racinguista la nómina no incluye únicamente a los aficionados, a los de toda la vida y a los esporádicos, sino a muchos jugadores que han vestido la camiseta con orgullo como si fuera su segunda piel. Es un día, por tanto, de reconocimiento y homenaje a los cientos de profesionales que han hecho 'grande' a un pequeño club centenario. Nombres propios, algunos auténticas leyendas del racinguismo, que son parte vital de su historia. Su memoria y recuerdo deben ser el primer acicate para buscar el éxito deportivo y para preservar una dignidad, sobre el campo y en los despachos, que nunca debe perderse, con independencia de la categoría en la que se milite. Junto a la pasión, el fútbol precisa de una buena dosis de racionalidad y rigor de los que con frecuencia adolece.
FUENTE: El diario montañés

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