viernes, 11 de enero de 2013

La insólita explicación del ministro Aranda sobre los incidentes del Argentina-Chile

La rivalidad entre mendocinos y chilenos en el aspecto deportivo es archiconocida. Pese a ello, en el encuentro que disputaron este miércoles por la noche en el estadio mundialista las selecciones juveniles de Argentina y Chile, por el Sudamericano Sub 20, no se dispuso un operativo especial de seguridad para, como mínimo, separar a los hinchas.
El resultado fue entonces el esperable. No habían pasado 20 minutos del primer tiempo cuando hinchas argentinos agredieron a un grupo de cien simpatizantes chilenos en la Popular Norte. Corridas, golpes y robo de banderas fue el resultado del ataque. La Policía tardó pocos minutos en reaccionar, pero ya era tarde. Aunque no hubo lesionados grave, el daño estaba hecho.

La violencia generó preocupación entre las más altas autoridades mendocinas. El ministro de Seguridad, Carlos Aranda, salió con un handy del palco vip para pedir información y ordenar el aumento de la cantidad de efectivos en la tribuna del conflicto. A los pocos minutos, el gobernador Francisco Pérez estaba junto a su funcionario, también buscando explicaciones.
Cuando la situación se calmó en la Popular Norte, llegó el gol de Chile y volvieron los problemas, aunque esta vez en la platea cubierta. Simpatizantes trasandinos gritaron el tanto, y la reacción de los argentinos fue con insultos y golpes.

En el entretiempo, la calma se instaló definitivamente. Mientras algunos hinchas chilenos elegían abandonar el estadio, Aranda daba explicaciones. "No fueron incidentes. Había un grupo de 60 chilenos que estaba rodeado por argentinos, y hubo un intento de robarle las banderas. Fue una escaramuza, pero está todo controlado", dijo el ministro, quien insólitamente relacionó los hechos de violencia con "el folclore del fútbol".
La gran cantidad de público que asistió al partido (más de 15.000 personas estuvieron en el Malvinas Argentinas) sorprendió a los organizadores y a los responsables del operativo de seguridad, que contó con unos 500 efectivos.
Aranda aclaró que desde la organización no se previó la venta de entradas especializada para separar a las hinchadas. Para los próximos encuentros donde Argentina y Chile jueguen en el mismo día, se analizará la posibilidad de "establecer algunos pulmones y pedirles a los chilenos que compren tal o cual sector", comentó el funcionario.
FUENTE: El sol online


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