viernes, 4 de enero de 2013

La batalla de Beverwijk


 El 23 de Marzo de 1997 tuvo lugar uno de los enfrentamientos más chungos e infames que se han dado -y mira que se han dado- entre seguidores del Feyenoord de Rotterdam y del Ajax de Amsterdam. Aquel día, el núcleo duro de ambas hinchadas se habían citado en la carretera de circunvalación A-10 para limar asperezas, en un descampado que dista unos 20 kilómetros de Amsterdam. En un principio, ambas partes, habían acordado acudir 50 hooligans por equipo para que la confrontación estuviera igualada. Ajax cumplió, pero no así Feyenoord que se presentó con algo más del doble. En un primer momento, y al ver el panorama, la mitad de los del Ajax decidieron salir por patas, pero el resto se plantó y aguantó, a pesar de ser varias veces menos en número y de que los contrarios les habían rodeado por dos flancos distintos. 
 La policía holandesa, que algo se olía por unos cuantos mensajes cruzados en internet, concentró un pelotón de antidisturbios cerca del mercado negro de Beverwijk, porque aunque sabían que algo podía ocurrir, no tenían idea de la ubicación exacta del "evento". Cuando todo concluyó, la policía no pudo hacer arrestos, sorprendida por la velocidad e intensidad del suceso no llegaron a tiempo. Allí sólo pudieron incautar algunas armas blancas que se encontraban en el suelo...y algo más.
LA MUERTE DE CARLO PICORNIE
Fruto de la brutal paliza recibida, yacía en el asfalto el hooligan del Ajax, Carlo Picornie, vieja guardia de la F-Side. Murió a causa de las lesiones cerebrales sufridas por los golpes encajados por un martillo. La justicia dictaminó, en un juicio posterior, que el autor material de los golpes fue Leonardo P., hooligan del Feyenoord, de apenas 21 años de edad en el momento de los hechos. A Leonardo le cayeron cinco años de prisión incondicional por aquel episodio.
Otros dos hooligans del Feyenoord fueron encarcelados, P. Marco y Daniel C., y condenados a varios años de prisión acusados de participar en la muerte de Carlo Picornie y de haber intentado acabar con la vida de otro hooligan del Ajax llamado Joos y que salió de aquel infierno con varias puñaladas.
 M. Vincent, el cuarto hooligan del Feyenoord que fue reconocido en el lugar de los hechos fue condenado a dos años, acusado de golpear con un bate de beisbol en la cabeza a Joos y de haber participado de algún modo en el asesinato de Carlo Picornie. 
En el lugar exacto del asesinato se erigió este modesto totem de recuerdo
 Todos los acusados reconocieron su participación en los hechos, a excepción de Leonardo P. Este chaval declaró en un programa de televisión, ya en libertad, que fue traicionado y vendido por sus compañeros, porque si bien el participo del abuso a Carlo Picornie, en modo alguno fue la persona que le asestó el golpe mortal. Su problema fue que todos los hooligans del Feyenoord detenidos declararon en su contra y le convirtieron en chivo expiatorio, cuando todos fueron co-participes del homicidio. La cinta de video recogida por la cámara de la autopista, a la altura de Rijkswaterstaat, no pudo sacar de dudas a nadie, la calidad de la cinta era tan pobre que no se distinguía con claridad lo que sucedió aquel fatídico día. Lo único que quedó demostrado por los hechos fue la frialdad de las cifras: un muerto, un herido grave y más de treinta heridos leves.
RECORDANDO A PICORNIE
 Carlo nació el 15 de octubre de 1961 y en el momento de los hechos estaba casi retirado de su actividad como hooligan en el Ajax debido a su edad, trabajo y familia. Contaba con 35 años, mujer, dos hijos y era propietario de un pequeño hotel en Amsterdam. Aun así, aquel día, Picornie y su amigo H. Joos, decidieron acudir a este enfrentamiento como parte de la vieja guardia de la F-Side, y servir como ejemplo a las nuevas generaciones de hooligans del Ajax.
Los ultras y hooligans del Ajax siguen sin olvidar a Picornie
 Su fama era tan considerable en la afición de Amsterdam que a su entierro, multitudinario, llegó a asistir el propio presidente del club.
 La muerte de Picornie fue seguida por los medios de comunicación de Holanda con mucha atención y preocupación. No fue, sin embargo, la primera victima mortal del hooliganismo en Holanda. En 1991, Eric Lassche, seguidor del FC Twente, murió en otro enfrentamiento. Aun así, fue tanto el estupor en el país de los tulipanes que el escritor Van der Heijden escribió una novela llamada "Movo Tapes", basada en buena parte en la ya tristemente celebre "Batalla de Beverwijk".
 Un día después de los sucesos Winnie Sorgodrager, la ministra de justicia holandesa de por aquel encontes declaró a la prensa "Nunca hemos visto algo así en Holanda" para añadir "dos grupos en guerra, dispuestos a matarse y lo peor es que la policía no esta dotada para combatir esto". El gobierno, abrumado por las consecuencias del enfrentamiento, anunció medidas urgentes para combatir la violencia en el fútbol, en medio del desconcierto que les provocó aquel estallido de violencia.

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