Historia viva del fútbol, con más de 140 años de historia a sus
espaldas, el Glasgow Rangers, el equipo más importante de Escocia junto a
sus acérrimos rivales del Celtic, desapareció el pasado 12 de julio.
Una mala gestión económico desembocó en el adiós de un equipo mítico del
Viejo Continente y que no pudo hacer nada ante los problemas
financieros. El club trató de evitar la bancarrota, pero sus esfuerzos
fueron baldíos. A principios de este año presentó ante el juzgado de
Edimburgo su intención de nombrar un administrador, lo que le llevó a
entrar en ley concursal y, de manera directa, le repercutió en la
pérdida de 10 puntos en la Liga escocesa. Finalmente, en julio llegó la
peor de las noticias, la desaparición del equipo. Aunque el club fue
refundado, este comenzó su andadura en la Cuarta División.
El ejemplo del Glasgow Rangers es un fiel reflejo de la mano
dura con la que actúan las distintas competición domésticas a lo largo y
ancho de Europa. A los responsables de la Scottish Premier League no
les tembló el pulso a la hora de sancionar a uno de los equipos más
importantes y del que dependía buena parte de los beneficios por los
derechos de televisión. Se mostraron implacables, del mismo modo que
otras Ligas europeas en casos similares.
Este hecho, sin embargo, choca con lo que ocurre en la LFP,
donde, salvo intervención de la UEFA, como ha sido el caso de la sanción
al Málaga, los dirigentes de la misma actúan con impunidad. El ejemplo
del club andaluz, sobre quien había interpuestas varias demandas por
impagos, entre ellas de Osasuna o Villarreal, es uno de los casos más
sangrantes, aunque no el único, pues Zaragoza o Mallorca también han
vivido situaciones parecidas. Está por ver qué deparará el futuro, pero
por lo visto hasta la fecha parece muy poco probable que suceda algún
caso similar al del Glasgow Rangers.
El Porsmouth inglés fue castigado hace tres temporadas con la pérdida de nueve puntos por sus deudas
En Inglaterra también se castiga. Allí, la lista de los clubes
insolventes, sean de la categoría que sean, es muy amplia. De ella
destacan equipos del calado del Leeds United, el Crystal Palace o el
Porsmouth y a todos ellos les une un mismo castigo por los impagos: la
pérdida de categoría. El último ejemplo fue el del Porsmouth, que dijo
adiós a la Premier en la temporada 2009-10. El conjunto del sur de la
isla, con graves problemas económicos, entró en ley concursal en febrero
de 2010, motivo por el que perdió nueve puntos en Liga, lo que terminó
por ser el detonante de su posterior pérdida de categoría.
La competición doméstica alemana es un claro ejemplo del rigor
con el que se trabaja en el país germano. Sus clubes están totalmente
saneados. No hay ninguna deuda y el déficit es de cero. Además, si por
cualquier motivo algún equipo pretende disputar la Liga arrastrando una
deuda, no se le permite. La Bundesliga es el día; la LFP, la noche.
"Hay
que poner reglas". Es la máxima que persigue Michel Platini, presidente
de la UEFA, desde antes incluso de que llegara a ostentar el cargo. Por
eso, el viejo anhelo del francés está próximo a cumplirse. Con el fin
de detener la impunidad que principalmente se lleva a cabo en la Liga
estatal, Platini pretende instaurar de manera definitiva el fair play
financiero, una idea que ya ha entrado en vigor y que se prolongará
hasta 2014. De este modo, el máximo organismo europeo pretende
establecer unos controles para que los clubes no gasten más de lo que
ingresan.
Con estas medidas, la UEFA quiere evitar que equipos cargados
de deudas que a veces no pueden pagar, refuercen sus plantillas frente a
clubes con las cuentas saneadas. Además, Michel Platini pretende dejar
fuera de las competiciones internacionales a aquellos equipos que no
puedan hacer frente a sus deudas, como ya sucedió con el Mallorca y
ahora con el Málaga. Estas acciones, sin lugar a dudas, benefician al
Athletic, que ya de por sí actúa restringido por su filosofía, pues, a
diferencia de otros equipos de la Liga, tiene su economía saneada y ha
hecho de la cantera su forma de vida.
FUENTE: Deia
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