miércoles, 26 de diciembre de 2012

La bufanda de la abuela

Tendría unos 10 años, quizá menos...empezaba yo a ir al fútbol de la mano de mi padre y con la panda de mi barrio (que claro, también iban con sus padres).

La cita era a las 4, en la cafetería donde nuestros padres se reunían a tomar el chupito y discutir sobre la alineación. Nosotros que ni siquiera sabíamos pronunciar el nombre de los extranjeros, preferíamos salir a la calle, donde los "desafortunados" que no iban al fútbol se dedicaban (al igual que nosotros por semana) a jugar a las chapas. Ante ellos mostrábamos con orgullo la bufanda que nuestra abuela nos había tejido en gruesa lana.


Ah! La bufanda de la abuela. Más grande que tú. Imposible de guardar en ningún bolsillo, condenado a llevarla puesta en las tardes de calor, mientras las gotas de sudor resbalaban por la frente.

Recuerdo aún, que todos tenían envidia a la bufanda de mi abuela, ya que tenía los flecos más largos que las de los demás, y además en un lateral se encontraba el escudo de mi glorioso equipo.
También recuerdo las palabras de mi abuela cuando me la entregó "póntela por la mañana para ir al colegio" me dijo. "Debe ser tonta", pensé yo, "que diría la preciosa rubia que se sentaba a mi izquierda".
También recuerdo el momento de su destierro, mientras mi padre hacía cola para comprar unos caramelos tan extraños que sólo vendían allí, yo me dirigí a un quiosco de bufandas.
Allí me quedé atónito ante aquellas bufandas tan maravillosas. Tenían italianas, las mejores sin duda, y compré aquella de la A.C. Fiorentina. Era morada, con las letras en blanco y la bandera de Italia en los bordes. Causé sensación, todos me copiaban.
Y llegó el momento de la independencia, dejé a mi padre y me fui con...los ULTRAS. En sus fanzines hablaban de los tiffosis italianos...impresionantes, y de otras muchas cosas, pero siempre repetían que las bufandas debían ser de nuestro equipo, que nada pintaban otras. Recuerdo uno en especial que decía "a los que se crean muy importantes por llevar una bufanda extranjera, sólo les decimos que entre los miembros de la directiva las hay de Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, Irlanda, Hungría...", la lista seguía. ¿Irlanda?¿Donde está eso? pensé.
Les hice caso y tras ahorrar 700 pelas tras 3 meses, conseguí comprarla, y la verdad me costó dar aquel billete de 500 y esas dos monedas...pero bueno, sería un ultra. 
Recuerdo todo aquello con nostalgia. Ahora las bufandas son de raso, bordadas, fotográficas...pero casi siempre que cojo la foto de algún bufandeo me encuentro con alguien sigue llevando la bufanda que, seguramente y al igual que a mí, le hizo su abuela.
La verdad ignoro las razones por las cuales seguirá llevando esa bufanda. Tal vez porque cambió la otra, la perdió o tal vez porque tenga 8 o 10 años, no lo se. Pero lo que esta claro es que esa bufanda está hecha con más sentimiento que cualquier otra de raso o bordadas de mierda.
Mi bufanda no está en mi armario hace mucho tiempo, ya que en una de esas limpiezas generales se fue. La donamos a una parroquia, y tal vez algún niño de apenas 8 o 10 años tenga una bufanda con unos flecos muy largos y un escudo de mi glorioso equipo a un lado, pero él no irá al fútbol, ni será un hincha...
CARTA PUBLICADA EN EL FANZINE OVETENSE "HINCHAS Y SUPPORTERS" NÚMERO 4 (ABRIL 1996) Y ESCRITO POR UN SEGUIDOR CARBAYÓN

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