miércoles, 1 de agosto de 2012

¿Por qué los jeques invierten en fútbol?

1. Inversión: Los jeques árabes han canalizado sus inversiones europeas a través de los clubes de fútbol. Los equipos no son más que una escusa para ganar notoriedad y licitaciones. Los máximos mandatarios tienen objetivos económicos en la zona paralelos a los objetivos deportivos. Todos aterrizan con mapas bajo el brazo de una futura recalificación de los terrenos que ocupa el estadio, una nueva ciudad deportiva, centros comerciales en los aledaños a su campo u otro tipo de inversiones en la zona. Los puertos y aeropuertos sueles ser zonas cotizadas para los jeques, que siguen viendo el negocio en el control del transporte de mercancías. Por ejemplo, Abdullah ben Nasser Al-Thani, el jeque del Málaga, había conseguido que las instituciones le permitieran emprender un ambicioso proyecto en el nuevo puerto de Marbella y la construcción de centros comerciales junto a La Rosaleda. La obra de ampliación del puerto tenía una inversión estimada en 84 millones de euros y conllevaba la explotación del puerto durante 40 años. La crisis ha interrumpido los planes de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga, y puede ser una de las razones de la salida del jeque. Otro ejemplo es el del Manchester City, que lleva gastados más de 500 millones en 3 años. Sin embargo, el jeque está construyendo en los aledaños del estadio, una licitación que le va a reportar 1200 millones de euros.
2. Oportunidad: La crisis que azota a Europa y a países como España han permitido a los jeques que se encontraran las puertas abiertas de par en par. Sus negocios petrolíferos les permiten contar con importantes sumas de dinero y no tienen problemas de liquidez. Tantos sus proyectos deportivos, aparejados siempre a promesas de grandes fichajes, como sus inversiones en la zona, cuentan con el beneplácito de las instituciones que acogen a los jeques sin nigún recelo.
Me rio porque me limpio el escroto con vuestros equipos

3. Notoriedad: El fútbol es un escaparate perfecto para los grandes jeques. Los inversores árabes han estudiado en las mejores escuelas de negocios del mundo, y saben perfectamente lo que hacen. A través del fútbol proyectan su imagen y consiguen la notoriedad que necesitan para que el resto de sus inversiones sean bien recibidas. Sus empresas desembarcan junto a sus dueños en los países de origen de los clubes, y abren un nuevo mercado sin costes financieros y, a menudo, con beneficios fiscales por la cantidad de petrodólares que traen en sus carteras. Publicidad gratuita, credibilidad y confianza. Un negocio redondo. Nadie pierde su dinero por amor a unos colores que ni si quiera son suyos. Buscan la admiración de la sociedad.
4. Traspaso de capitales: El fútbol les sirve a los jeques para jugar con los impuestos. Sus negocios generan pingües beneficios por los que deberían pagar los impuestos correspondientes. Sin embargo, compensan los beneficios de sus empresas con los gastos, costes e inversiones millonarios que genera un equipo de fútbol. Una manera de blanquear capitales o presentar pérdidas ante Hacienda cuando en realidad se están llenando los bolsillos. Los jeques están rodeados de extensos equipos económicos y abogados que estudian la legislación local vigente y todos sus resquicios.
5. Rivalidad: Responde a un plan concienciado de expansión deportiva de cada uno de los emiratos, fruto de una vieja rivalidad. Los Al Nahyan apuestan por un circuito de automovilismo; los Al Maktoum por un hipódromo en Dubái. Los Al Nahyan compran el Manchester City; los Al Maktoum recuperan el Liverpool. Los Al Nahyan quieren dominar el mundo del pura sangre árabe; los Al Maktoum crean un imperio con la industria del pura sangre inglés. Algo así como "yo soy más que tú", "yo tengo más dinero" o "yo soy el mejor y más admirado".
6. Afición: Es cierto que los jeques suelen ser grandes seguidores de la disciplina deportiva en la que invierten. Habitualmente son seguidores de los grandes equipos de fútbol o incluso lo practican. Han impulsado la liga de Qatar, retiro dorado para grandes estrellas. Estadios absolutamente vacíos que cuentan con grandes futbolistas para regozijo de los jeques, que son quienes extienden los talones. Los jeques no sólo quieren tener notoriedad en el mundo del fútbol, quieren que sus petrodólares cundadan también en otras competiciones de clubs a través de patrocinios, organización de torneos o construcción de infraestructuras como hipódromos o campos de golf.
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