1. Inversión: Los jeques árabes han canalizado sus
inversiones europeas a través de los clubes de fútbol. Los equipos no
son más que una escusa para ganar notoriedad y licitaciones. Los máximos
mandatarios tienen objetivos económicos en la zona paralelos a los
objetivos deportivos. Todos aterrizan con mapas bajo el brazo de una
futura recalificación de los terrenos que ocupa el estadio, una nueva
ciudad deportiva, centros comerciales en los aledaños a su campo u otro
tipo de inversiones en la zona. Los puertos y aeropuertos sueles ser
zonas cotizadas para los jeques, que siguen viendo el negocio en el
control del transporte de mercancías. Por ejemplo, Abdullah ben Nasser
Al-Thani, el jeque del Málaga, había conseguido que las instituciones le
permitieran emprender un ambicioso proyecto en el nuevo puerto de
Marbella y la construcción de centros comerciales junto a La Rosaleda.
La obra de ampliación del puerto tenía una inversión estimada en 84
millones de euros y conllevaba la explotación del puerto durante 40
años. La crisis ha interrumpido los planes de la Junta de Andalucía y el
Ayuntamiento de Málaga, y puede ser una de las razones de la salida del
jeque. Otro ejemplo es el del Manchester City, que lleva gastados más
de 500 millones en 3 años. Sin embargo, el jeque está construyendo en
los aledaños del estadio, una licitación que le va a reportar 1200
millones de euros.
2. Oportunidad: La crisis que
azota a Europa y a países como España han permitido a los jeques que se
encontraran las puertas abiertas de par en par. Sus negocios
petrolíferos les permiten contar con importantes sumas de dinero y no
tienen problemas de liquidez. Tantos sus proyectos deportivos,
aparejados siempre a promesas de grandes fichajes, como sus inversiones
en la zona, cuentan con el beneplácito de las instituciones que acogen a
los jeques sin nigún recelo.
Me rio porque me limpio el escroto con vuestros equipos |
3. Notoriedad: El
fútbol es un escaparate perfecto para los grandes jeques. Los
inversores árabes han estudiado en las mejores escuelas de negocios del
mundo, y saben perfectamente lo que hacen. A través del fútbol proyectan
su imagen y consiguen la notoriedad que necesitan para que el resto de
sus inversiones sean bien recibidas. Sus empresas desembarcan junto a
sus dueños en los países de origen de los clubes, y abren un nuevo
mercado sin costes financieros y, a menudo, con beneficios fiscales por
la cantidad de petrodólares que traen en sus carteras. Publicidad
gratuita, credibilidad y confianza. Un negocio redondo. Nadie pierde su
dinero por amor a unos colores que ni si quiera son suyos. Buscan la
admiración de la sociedad.
4. Traspaso de capitales: El
fútbol les sirve a los jeques para jugar con los impuestos. Sus
negocios generan pingües beneficios por los que deberían pagar los
impuestos correspondientes. Sin embargo, compensan los beneficios de sus
empresas con los gastos, costes e inversiones millonarios que genera un
equipo de fútbol. Una manera de blanquear capitales o presentar
pérdidas ante Hacienda cuando en realidad se están llenando los
bolsillos. Los jeques están rodeados de extensos equipos económicos y
abogados que estudian la legislación local vigente y todos sus
resquicios.
5. Rivalidad: Responde a un plan
concienciado de expansión deportiva de cada uno de los emiratos, fruto
de una vieja rivalidad. Los Al Nahyan apuestan por un circuito de
automovilismo; los Al Maktoum por un hipódromo en Dubái. Los Al Nahyan
compran el Manchester City; los Al Maktoum recuperan el Liverpool. Los
Al Nahyan quieren dominar el mundo del pura sangre árabe; los Al Maktoum
crean un imperio con la industria del pura sangre inglés. Algo así como
"yo soy más que tú", "yo tengo más dinero" o "yo soy el mejor y más
admirado".
6. Afición: Es cierto que los jeques
suelen ser grandes seguidores de la disciplina deportiva en la que
invierten. Habitualmente son seguidores de los grandes equipos de fútbol
o incluso lo practican. Han impulsado la liga de Qatar, retiro dorado
para grandes estrellas. Estadios absolutamente vacíos que cuentan con
grandes futbolistas para regozijo de los jeques, que son quienes
extienden los talones. Los jeques no sólo quieren tener notoriedad en el
mundo del fútbol, quieren que sus petrodólares cundadan también en
otras competiciones de clubs a través de patrocinios, organización de
torneos o construcción de infraestructuras como hipódromos o campos de
golf.
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