Un año después de que Génova presenciase una de las mayores
vergüenzas que se recuerdan en el mundo del fútbol, Italia y Serbia
vuelven a verse las caras en un partido de alto riesgo, en el que los
transalpinos acuden con toda la tranquilidad tras tener asegurada su
presencia en la Eurocopa, los balcánicos pretenden dar un paso adelante
en su búsqueda de la repesca... Y las medidas de seguridad se anteponen a
todo lo demás.
Y es que el doce de octubre de 2010, el partido
disputado en Génova entre ambas selecciones debió ser suspendido a los
seis minutos de iniciarse debido a los graves incidentes provocados por
los ultras visitantes, que convirtieron las gradas del estadio Luigi
Ferraris en una suerte de campo de batalla.
Así, los hinchas
italianos no podrán acompañar a su selección a Belgrado, ya que por
motivos de seguridad se ha prohibido su asistencia a este decisivo
encuentro que debe disputarse en el pequeño Maracaná de Belgrado el
próximo viernes por la noche.
Las propias autoridades serbias
comunicaron al Ministerio del Interior italiano la decisión de prohibir
la asistencia de espectadores procedentes de Italia, recordando que en
el partido de ida, cerca de dos mil ultras serbios transformasen las
calles de Génova en un campo de batalla con ocasión del encuentro de ida
y que los incidentes ocurridos en las calles de la ciudad se
trasladasen al interior del estadio.
Ante ello, los responsables
balcánicos anunciaron ayer que no se considerarán validas las
localidades que los aficionados italianos compraron a través de internet
o con la ayuda de personas en Serbia y solamente podrán asistir al
encuentro aquellos que poseen las 130 entradas puestas a disposición de
la Federación Italiana de Fútbol.
Según publicaron diversos
medios de comunicación italianos, estaba prevista la presencia de cerca
dos centenares de aficionados transalpinos, medio centenar de ellos
pertenecientes al grupo 'Ultrà Italia', que habían comprado su entrada
por Internet.
Tras los sucesos ocurridos el año pasado, el Comité
de Control y Disciplina de la UEFA declaró a la selección italiana
ganadora por 3-0 y obligó a la selección serbia a jugar sus siguientes
dos partidos a puerta cerrada, si bien no llegó a descalificar al
combinado balcánico tal y como se rumoreó en un principio.
FUENTE: Sport
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