domingo, 4 de septiembre de 2011

11 razones que han llevado al fútbol español a la quiebra

1. La deuda conjunta de los clubes de fútbol españoles se ha multiplicado por 20 desde principios de los noventa. Los últimos datos conocidos (porque ésa es otra, la información es escasa y dispar) arrojan unos números rojos de 3.500 millones de euros frente a los 170 de hace 20 años.  
Madrid y Barcelona son responsables de un tercio de esa cifra, si bien son los únicos con margen para afrontarla. Poco más de los 2.000 millones totales es deuda a corto plazo.

2. ¿Qué ha pasado desde entonces? Que se aplicó la Ley del Deporte de 1990, por la que se obligó a los clubes profesionales (excepto Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna, que disponían de recursos suficientes) de primera y segunda a convertirse en sociedades anónimas deportivas. 
La idea era introducir el elemento de racionalidad económica para garantizar su supervivencia e incluso en última instancia permitir su salida a bolsa.

3. El fútbol es un negocio que no se gestiona como un negocio. La supuesta profesionalización del balompié no ha sido real. En realidad, el endeudamiento alcanzado se debe a "la fuerte orientación hacia los resultados deportivos propia del fútbol español y a la consiguiente necesidad de contratar a los mejores jugadores para poder lograr éxitos deportivos", según se explica en un informe realizado por el IESE Business School.

El mejor exponente de esta actitud es el gasto en fichajes más allá de las propias posibilidades o la dilapidación de elevados ingresos por ventas de jugadores en otras compras de dudoso resultado económico y, también, deportivo.

4. Los controles fallan. Los propios estatutos de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) son muy claros sobre los incumplimientos en materia económica, pero apenas se aplican. Si fuera así, los impagos a las plantillas que se viven a diario tendrían su castigo inmediato que podría llegar a la pérdida de categoría. También debería tener sanción el retraso en la presentación de cuentas, algo muy habitual y que puede llegar a los cuatro años de tardanza.

5. El truco de la Ley Concursal. Hasta que no se apruebe una reforma varada desde hace tiempo en el Parlamento (y que podría perderse, habida cuenta de que en breve se disolverán las Cortes por las elecciones), los equipos se pueden acoger a un concurso de acreedores (antigua quiebra) como cualquier empresa. 
En líneas generales, al entrar en este proceso se suspenden los pagos inmediatos y la Administración decide el calendario de pagos a acredores. Es una maniobra contable para evitar la deuda a corto plazo. De los más de 30 equipos en esta situación en Europa, sólo uno no es español.


6. Los ingresos son escasos. José María Gay de Liébana es profesor de la Universidad de Barcelona y lleva años presentando extensos informes sobre las cuentas del fútbol español. Según los cálculos de su último estudio (que es de la temporada 2009-10), los 22 equipos de primera ingresan unos 1.600 millones de euros al año, lo que no llega ni a la mitad de lo que deben. Es como si España tuviera una deuda sobre su PIB del 200%.

7. El polémico reparto televisivo. Los clubes medianos y pequeños critican que Barcelona y Madrid se lleven cada uno 140 millones por derechos televisivos de un pastel total en torno a los 600. Es decir, que prácticamente la mitad del dinero televisivo es para los grandes. 
Sin duda, es un problema de base (en Inglaterra pagan el doble en la suma de todos los equipos y el Manchester, el que más cobra, recibe 68 frente a los 44 del último clasificado) aunque la verdadera preocupación es que los ingresos por televisión suponen la mitad del presupuesto de casi todos mientras que para blancos y blaugranas es una cuarta parte.

8. Sólo el gasto corriente se come todos los ingresos. Por cada 100 euros que ingresa, el fútbol español se gasta 113. La estructura de personal (no sólo de jugadores) se come el 52% del presupuesto cuando en las administraciones públicas, por ejemplo, la media es de un 30% (y las administraciones no son ejemplo de buena gestión, precisamente). 
Pero si se observa el coste del factor trabajo (lo que realmente cuesta mantener la estructura de la plantilla, una vez sumadas las amortizaciones) la media se va al 80%.

9. La falta de profesionalización abre nuevas vías de agua. Los gestores del fútbol no son gestores económicos y eso se nota, por ejemplo, en la importancia creciente de los agentes de futbolistas. Las comisiones en los traspasos han aumentado y pueden llegar al 20% del coste de la operación. Para que todos ganen más se inflan las ofertas.

10. La fiscalidad no es tan amable como antaño. España era un paraíso fiscal para futbolistas de elite, ya que hasta el año pasado sólo tributaban el 24% de sus ingresos por la aplicación de la llamada Ley Beckham
Ya no: los nuevos contratos firmados desde el 1 de enero de 2010 establecen que aquellos que ganen más de 600.000 euros deberán pagar un 43% (y un 45% desde la última modificación del impuesto). Además, la tributación por derechos de imagen ha pasado del 6% al 24%. Como los futbolistas sólo entienden de sueldos en neto, el sobrecoste en bruto lo pagan los clubes.

11. Y la crisis también se ha notado en la liga de las estrellas. La burbuja inmobiliaria infló también la del fútbol, de forma que constructoras e inmobiliarias invertían en los equipos, bien directamente, bien a través de patrocinios y publicidad. 
Ese grifo se ha cortado de golpe, dejando al descubierto a todos aquellos semiempresarios que se acercaron al fútbol para hacer dinero rápido. Las recalificaciones de terrenos, construcción de campos, establecimientos relacionados... todo ha quedado en el aire. 

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