Europa es hoy un bloque neo-liberal en lo ideológico y profeta del libre mercado en lo económico. Más allá de que en la actualidad sobresalgan extremismos por la izquierda, basicamente el caso griego, o por la derecha, desgraciadamente Hungría, Holanda, Suiza, Polonía y tantos otros, manda quien manda, el gran capital disfrazado de conservador, liberal o progresista, pero siempre bajo las mismas reglas, los mismos fines y los mismos límites, azuzado por una clase periodística que, en su mayor parte, no merece reconocerse dentro de tal nombre, los ya nombrados extremistas de derecha que, a problemas complejos ofrecen soluciones baratas -siempre perjudicando al más débil y nunca apuntando a quien ostenta el poder- y una apática sociedad civil, que ve como juegan con su vida y la de sus congéneres como si de un partido de tenis se tratase. Ya nos contaron la patraña aquella con la caida del muro de Berlín que comenzaba la "era del fin de las ideologías", cuando lo que nos querían decir era que comenzaba la "era de la imposición ideológica más ferrea de los tres últimos siglos", pero la mentira caló, y continuó hasta nuestros días. Ya no hay sitio para más "ismos" que no sean los relacionados con el capital.
UN EXTRAÑO "AMISTOSO"
Pero la Europa de comienzos de siglo era bien diferente y se polarizó por ambos lados en todo el continente. ¿Ejemplos? Adolfo ya hacía de las suyas por Alemanía, aunque todavía le quedaba algún tiempo para liarla por el resto de Europa. Benito, ese traidor socialista, gobernaba Italia con puño de hierro -aunque luego se averiguó que sufría de vértigo, como se demostró en Milan en el ´45-, el comunismo se había consolidado en la Unión Soviética y en España, ¿que pasaba en España? Pues que el 16 de Febrero de 1936 triunfaba en las elecciones el Frente Popular por mayoría, ante la mirada equidistante de la CNT, después del aplastamiento de la revolución de Octubre de 1934 en Asturias. Era la época de la IIª República que, con sus luces y sus sombras, daba un poco de color a la escena política europea, siendo ejemplo para revolucionarios de todo el mundo.
Una imagen de la selección española en la 2ª República, 1934 |
El caso es que, una semana después de forjarse el nuevo gobierno republicano se celebró en Barcelona un amistoso, ya acordado de antemano entre las selecciones española y alemana. El estadio se petó para ver el partido con 60.000 espectadores y, como de costumbre cada vez que juegan selecciones nacionales, sonaron los respectivos himnos nacionales de ambos conjuntos. Al terminar el alemán, los teutones alzaron la zarpa al unísono, provocando el abucheo de todo el estadio y la rápida respuesta de los jugadores de la selección que, también al unísono, miraron desafiantes a los alemanes, puño en alto. Se cuenta que aquello llevó la locura a las gradas que jalearon cada acción de la selección -perdón por el pareado- hasta el pitido final. Como la peña de izquierdas siempre hemos tenido muy mala suerte en esta vida, nos tocó perder aquel partido por 2-1, pero aquel gesto, aunque haya pasado desapercibido para la mayoría, quedó para siempre como un hecho histórico.
En el siguiente enlace podíes ver la portada de "El Mundo deportivo" del día después: http://hemeroteca-paginas.elmundodeportivo.es./EMD02/HEM/1936/02/24/MD19360224-001.pdf
2 comentarios:
El enlace da fallo, hay que copiar la direccion y pegarla en la barra.
Qué buen articulo y qué gran época. Porque el futbol aun no estaba mercantilizado, porque todabía eran posibles las revoluciones y sobretodo por la gente, que no se arrodillaba nunca y vivía cada momento como si fuera el último.
España, Cataluña y Madrid eran antifascistas, libertarias o comunistas... La pesadilla de los capitalistas.
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