La “Vecchia Signora” es patrimonio de todos los amantes del fútbol de Italia y del mundo. Fue, es y ha sido el equipo más amado u odiado de aquel país por la innumerable cantidad de juventinos repartidos de Norte a Sur. Por amor a ella, en los años treinta, se dice que uno de sus seguidores Palmiro Togliatti, el antiguo secretario general del Partido Comunista de Italia, suspendió una huelga general. Tlogliatti, exiliado en Moscú, llamó por teléfono a un militante comunista de Turín y la huelga no se llevó a cabo. Y así la Juventus, que tenía que jugar aquel día un partido muy importante, pudo disputarlo sin novedad. Aquella no fue la única vez que por la iuve se suspendió un paro laboral. Tiempo atrás, los controladores aéreos de Italia también abandonaron una huelga para que la expedición del equipo turinés pudiera volar rumbo a una importante cita deportiva.
Togliatti fue un tio muy controvertido en el ambiente revolucionario de la época. Con sus aciertos, y sus errores (que los tuvo, en particular en la Guerra Civil Española donde vino a combatir, y se centró más en cargarse militantes del POUM y de la CNT, que los fascistas que había enfrente), parece ser , como refleja la anécdota anterior, que era fanático de la Juve. Tanto que un día Nilde Jotti, presidenta del Parlamento de Italia y su compañera sentimental recordaba siempre en reuniones informales con los amigos como a Palmiro siempre le acusaban de ser seguidor de un equipo propiedad del capitalista Agnelli, la Juve, en lugar de ser del Torino, equipo del pueblo, a lo que Palmiro siempre replicaba que nadie podía garantizarle que, bajo mano, también el Torino fuese propiedad de Agnelli.
Togliatti fue un tio muy controvertido en el ambiente revolucionario de la época. Con sus aciertos, y sus errores (que los tuvo, en particular en la Guerra Civil Española donde vino a combatir, y se centró más en cargarse militantes del POUM y de la CNT, que los fascistas que había enfrente), parece ser , como refleja la anécdota anterior, que era fanático de la Juve. Tanto que un día Nilde Jotti, presidenta del Parlamento de Italia y su compañera sentimental recordaba siempre en reuniones informales con los amigos como a Palmiro siempre le acusaban de ser seguidor de un equipo propiedad del capitalista Agnelli, la Juve, en lugar de ser del Torino, equipo del pueblo, a lo que Palmiro siempre replicaba que nadie podía garantizarle que, bajo mano, también el Torino fuese propiedad de Agnelli.
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