Lo más normal del mundo, vaya. Ya el año pasado nos tuvimos que comer que la Supercopa francesa se debía disputar en Canadá o que la propia italiana se jugó en Pekin entre Milan y Lazio este agosto pasado. Ahora, durante los tres próximos años, esta competición se disputará en Pekin, Shanghai y Guangzhou, todas ellas provincias italianas de ultramar, como todos sabemos. Una vez más observo como los mandamases del fútbol se pasan a los aficionados (los que verdaderamente sustentamos este deporte y siempre lo hicimos) por el forro y prefieren ingresar en las arcas poco más de diez millones de euros a que los aficionados de los equipos campeones de liga y copa reciban un justo premio a tales victorias en forma de final entre vencedores.
IROS A LA MIERDA
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