Me salgo de la temática habitual del blog, por un instante y porque me apetece. Madrid, ciudad de más de 3.000.000 de habitantes y con dos maneras de hacer las cosas. Una dejándose el pellejo y defendiendo las calles de imbéciles y sujetos que no llegan a dos digitos de cociente intelectual, ante la defensa de sus "papas" de azul.
La misma que no permite a estos sujetos entrar en sus barrios. Por más que una ingente cantidad de policía antidisturbios realize su labor de manera ejemplar. Observese como corren para proteger a sus vástagos, no les lesionen "cuatro guarros de mierda".
Y es que, aunque luego se griten consignas como A.C.A.B. y demás, está claro quien esta con quien y cual es la línea justa de las cosas. No en vano, no es casualidad que el primer asesinato racista en el Estado Español (Aravaca, 1993) tuviera como protagonistas a ultras de un club que viste de blanco y a miembros de la benemérita (eso es compartir militancia), ni que el último asesinato cometido por estos guerreros arios fuera obra de un militar. ¿Cuantos maderos, picoletos y militares profesan "ideas" (notese el eufemismo) de extrema derecha? Supongo que es lo que tiene defender la misma bandera.
No hay mayor ciego que el que no quiere ver. Esta complicidad policial entre fachones y maderos no es nueva ni es exclusiva de Madrid. Podriamos hablar largo y tendido en otros puntos del Estado sobre estas conexiones y podriamos viajar incluso al extranjero en paises como Grecia mismamente donde se ve a nazis y maderos, codo con codo, tirando piedras para intentar repeler un ataque antifascista.
Y san se acabó. Después de esta licencia que me permito y que, supongo, será compartida por la totalidad de los lectores del blog, retomamos el camino del cesped, las porterías, la pelotita de cuero, las gradas y el antifascismo militante en un terreno de juego.
La misma que no permite a estos sujetos entrar en sus barrios. Por más que una ingente cantidad de policía antidisturbios realize su labor de manera ejemplar. Observese como corren para proteger a sus vástagos, no les lesionen "cuatro guarros de mierda".
Y es que, aunque luego se griten consignas como A.C.A.B. y demás, está claro quien esta con quien y cual es la línea justa de las cosas. No en vano, no es casualidad que el primer asesinato racista en el Estado Español (Aravaca, 1993) tuviera como protagonistas a ultras de un club que viste de blanco y a miembros de la benemérita (eso es compartir militancia), ni que el último asesinato cometido por estos guerreros arios fuera obra de un militar. ¿Cuantos maderos, picoletos y militares profesan "ideas" (notese el eufemismo) de extrema derecha? Supongo que es lo que tiene defender la misma bandera.
No hay mayor ciego que el que no quiere ver. Esta complicidad policial entre fachones y maderos no es nueva ni es exclusiva de Madrid. Podriamos hablar largo y tendido en otros puntos del Estado sobre estas conexiones y podriamos viajar incluso al extranjero en paises como Grecia mismamente donde se ve a nazis y maderos, codo con codo, tirando piedras para intentar repeler un ataque antifascista.
Y san se acabó. Después de esta licencia que me permito y que, supongo, será compartida por la totalidad de los lectores del blog, retomamos el camino del cesped, las porterías, la pelotita de cuero, las gradas y el antifascismo militante en un terreno de juego.
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