Cinco presos, dos de ellos peligrosos, se fugaron de la Alcaidía de Santa Rosa. Fue mientras jugaban al fútbol, a plena luz del día, casi en las narices de los guardias que custodian el perímetro de la prisión. Un escape cinematográfico, básicamente por su contexto: los evadidos aprovecharon el "picadito" que juegan todas las tardes y bajo una temperatura de 32 grados. Primero cortaron el alambrado que rodea la cancha. Fue el único rastro que dejaron de la fuga. Después treparon un muro de casi 5 metros y saltaron a la calle. No hubo soga ni alambre ni escalera.
"Creemos que se ayudaron entre sí para escalar. Y que también los ayudaron", le dijo una fuente policial a Clarín. Hablan de una suerte de pirámide humana, con participación de reclusos que permanecieron en la cárcel.
En cada esquina del muro hay torretas de vigilancia con guardias. Algunos especulan que, a causa del calor, estaban vacías a esa hora. De otra forma, no se puede explicar cómo nadie vio el accionar de los presos. Y, por supuesto, la sospecha de complicidad de los penitenciarios también sobrevuela el caso.
Publicado en "Clarín", 30/1/2009
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