El 30 de junio de 1992 el fútbol español cambió radicalmente. La inmensa mayoría de los equipos tuvieron que hacer frente a las exigencias del Estado en relación a las deudas económicas. A diferencia de lo sucedido en las demás ligas europeas, los clubes en España acumularon pérdidas millonarias sin que la legislación existente pudiera impedirlo.
La solución de urgencia se basó en la creación de un convenio de saneamiento que asumió gran parte de los pagos a Hacienda, al que no tuvieron que ajustarse el Real Madrid, F.C. Barcelona, Athletic y Osasuna, sin saldo patrimonial negativo en 1985. Desde mediados de la década de los ochenta hasta 1992, año de los Juegos Olímpicos de Barcelona, los clubes tuvieron que 'coger la calculadora' y ajustar la lista gastos. La fecha tope era junio y el día en cuestión, el último día de dicho mes. Todos los equipos dispusieron de tres etapas para el desembolso del capital, establecidas en un Real Decreto creado para la ocasión.
Se desterró a históricos sin potencial económico y se lanzó a la fama a equipos humildes y sin experiencia en la élite, arropados por empresarios emprendedores
En la primera y en la segunda, durante los meses de abril y mayo, fueron los socios los que tuvieron la oportunidad de hacerse con las futuras acciones. En la tercera, el ofrecimiento fue en la mayoría de los casos, para el aficionado en general. Muchos fueron los clubes que se vieron 'con el agua al cuello' hasta el final. El 'castigo' era el descenso inmediato a la segunda división 'B', o lo que a efectos prácticos supuso, la desaparición de la entidad en cuestión. Málaga y Murcia no encontraron el apoyo, mientras que Atlético de Madrid y Betis, dos de los casos más llamativos por la acumulación de deudas, dejaron su futuro en manos de una sola persona.
El fútbol pasaba a ser oficialmente, un auténtico negocio en cuyo mercado se movía y se mueve hoy día, más dinero que en ningún otro. El dinero sustituyó definitivamente al trabajo de cantera o la preparación física como principal clave del éxito, al tiempo que desterró a históricos sin potencial económico y lanzó a la fama a equipos humildes y sin experiencia en la élite, arropados por empresarios emprendedores como el Villarreal o el Ciudad de Murcia.
LOS DUEÑOS DEL NEGOCIO
El 'nuevo concepto de fútbol' permitió la entrada a empresarios y personas adineradas en el 'negocio', alcanzando grandes parcelas de poder gracias a la adquisición de paquetes accionariales mayoritarios. En algunos casos, la compra de un club por parte de una sola persona ha significado la mejora de la gestión del mismo y en consecuencia, mejores resultados deportivos.
Es el caso también de muchos equipos ingleses, donde la legislación estaba mucho más avanzada, el control ha sido más exhaustivo y la conversión a sociedades anónimas se ha desarrollado de manera más progresiva y sin traumas. En España, clubes como el Espanyol o el Villareal han alcanzado ese grado de eficacia, a pesar de estar en manos de una sola persona en el plano económico.
Sin embargo, no siempre es así. En 1992 se abrió la puerta del fútbol español a 'personajes' con ansias de poder y con perfiles muy parecidos. Haciendo gala del populismo y la demostración de fuerza como herramientas claves, Jesús Gil, Manuel Ruiz de Lopera, José María Caneda, Dmitry Piterman, José Fouto, Enrique Pina, Guillermo Blanes y un largo etcétera salieron a escena.
La mayor parte de ellos prometieron muchos más logros de los que después realmente se produjeron. Tres de los casos más preocupantes son el del Atlético, desterrado a un segundo plano del fútbol español tras 20 años de mandato de la familia Gil, el del Betis, con las estructuras más 'tercermundistas' en Primera después de 15 años en manos de Lopera, y el del Alavés, cuya existencia peligra transcurridos más de dos años de la llegada al poder del 'caótico' Piterman.
Isaac Sánchez para MARCA
La solución de urgencia se basó en la creación de un convenio de saneamiento que asumió gran parte de los pagos a Hacienda, al que no tuvieron que ajustarse el Real Madrid, F.C. Barcelona, Athletic y Osasuna, sin saldo patrimonial negativo en 1985. Desde mediados de la década de los ochenta hasta 1992, año de los Juegos Olímpicos de Barcelona, los clubes tuvieron que 'coger la calculadora' y ajustar la lista gastos. La fecha tope era junio y el día en cuestión, el último día de dicho mes. Todos los equipos dispusieron de tres etapas para el desembolso del capital, establecidas en un Real Decreto creado para la ocasión.
Se desterró a históricos sin potencial económico y se lanzó a la fama a equipos humildes y sin experiencia en la élite, arropados por empresarios emprendedores
En la primera y en la segunda, durante los meses de abril y mayo, fueron los socios los que tuvieron la oportunidad de hacerse con las futuras acciones. En la tercera, el ofrecimiento fue en la mayoría de los casos, para el aficionado en general. Muchos fueron los clubes que se vieron 'con el agua al cuello' hasta el final. El 'castigo' era el descenso inmediato a la segunda división 'B', o lo que a efectos prácticos supuso, la desaparición de la entidad en cuestión. Málaga y Murcia no encontraron el apoyo, mientras que Atlético de Madrid y Betis, dos de los casos más llamativos por la acumulación de deudas, dejaron su futuro en manos de una sola persona.
El fútbol pasaba a ser oficialmente, un auténtico negocio en cuyo mercado se movía y se mueve hoy día, más dinero que en ningún otro. El dinero sustituyó definitivamente al trabajo de cantera o la preparación física como principal clave del éxito, al tiempo que desterró a históricos sin potencial económico y lanzó a la fama a equipos humildes y sin experiencia en la élite, arropados por empresarios emprendedores como el Villarreal o el Ciudad de Murcia.
LOS DUEÑOS DEL NEGOCIO
El 'nuevo concepto de fútbol' permitió la entrada a empresarios y personas adineradas en el 'negocio', alcanzando grandes parcelas de poder gracias a la adquisición de paquetes accionariales mayoritarios. En algunos casos, la compra de un club por parte de una sola persona ha significado la mejora de la gestión del mismo y en consecuencia, mejores resultados deportivos.
Es el caso también de muchos equipos ingleses, donde la legislación estaba mucho más avanzada, el control ha sido más exhaustivo y la conversión a sociedades anónimas se ha desarrollado de manera más progresiva y sin traumas. En España, clubes como el Espanyol o el Villareal han alcanzado ese grado de eficacia, a pesar de estar en manos de una sola persona en el plano económico.
Sin embargo, no siempre es así. En 1992 se abrió la puerta del fútbol español a 'personajes' con ansias de poder y con perfiles muy parecidos. Haciendo gala del populismo y la demostración de fuerza como herramientas claves, Jesús Gil, Manuel Ruiz de Lopera, José María Caneda, Dmitry Piterman, José Fouto, Enrique Pina, Guillermo Blanes y un largo etcétera salieron a escena.
La mayor parte de ellos prometieron muchos más logros de los que después realmente se produjeron. Tres de los casos más preocupantes son el del Atlético, desterrado a un segundo plano del fútbol español tras 20 años de mandato de la familia Gil, el del Betis, con las estructuras más 'tercermundistas' en Primera después de 15 años en manos de Lopera, y el del Alavés, cuya existencia peligra transcurridos más de dos años de la llegada al poder del 'caótico' Piterman.
Isaac Sánchez para MARCA
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