lunes, 11 de febrero de 2013

Y la afición perdió la "Paciencia"…

Y la afición perdió la "Paciencia"…
El partido de ayer contra el Granada estaba marcado en rojo en el calendario del Deportivo como una final y uno de los últimos trenes de cara a la salvación, pero el equipo volvió a fallar estrepitosamente. El guión parecía escrito por cualquier director de cine especializado en películas de terror y el escaparate era inmejorable, con una afición que ya había dado muestras de desacuerdo en momentos puntuales de la temporada, recuérdense las pintadas en Riazor de hace unos meses o el rifirrafe entre un pequeño grupo y empleados de esta semana en El Mundo del Fútbol de Abegondo, además los Riazor Blues recibieron la salida de los equipos con un claro lema que rezaba “Respetarás o escudo por enriba de todo”.
Aun así, la siempre fiel afición deportivista animó sin descanso desde el principio, tras la vital importancia del encuentro. Pero llegó el primer revés del partido en la última jugada del primer tiempo tras una acción muy desafortunada que finalizaba con un gol en propia meta de Marchena, primero que hace el veterano en 324 partidos en primera división. Había tiempo de reacción y el público así lo vio, por tanto siguieron animando a la vuelta de los vestuarios, todo ello hasta el 51 cuando los nazaríes anotaron el 0-2 y zanjaban el encuentro.
Los silbidos, las iras y demás se apoderaron de Riazor y ni los más veteranos recordaban algo así en el estadio coruñés. “Jugadores mercenarios”, “menos portugueses y más coruñeses” y un inédito “Lendoiro dimisión”, dejaban claro el malestar del soberano público, que la pagaba con el mandatario y los lusos, unos cánticos que sirven como dura crítica a una forma muy desacertada de hacer las cosas. Y lo que es más preocupante, en una época de difíciles momentos deportivos y extradeportivos, muestran la desunión entre el club y la afición, sin duda su mayor activo y bien más preciado.
El tercer gol del Granada de penalti injusto en el último minuto ya no importaba, la afición estaba dando su veredicto desde hacía muchos minutos. Los que siempre animaban no lo hacían e incluso había divisiones entre ellos en si abandonar el estadio o no, finalmente optaron por sentarse y no animar como gesto más cruel ante la situación pero dejando claro que la noche no se iba a quedar ahí e iba a ser muy larga. Cuando Ayza Gámez pitó el final del partido los silbidos y pañuelos fueron los protagonistas como hace mucho no se recuerda en A Coruña, el presidente por primera vez en 25 años veía como esa afición que tanto disfrutó se volvía contra él.
Lo que pasó después se empezó a convertir de vergonzoso a penoso a cada minuto que pasaba. Cargas en los aledaños de Riazor entre la policía y unos radicales que esperaban ansiosos con lanzamientos de botellas y demás la salida de los jugadores incluso queriendo entrar por su propio pie a zona mixta en una imagen lamentable, mucha tensión que se trasladaba de forma instantánea a la sala de prensa. Allí Domingos Paciencia en una actitud ridícula, en mi humilde opinión, ponía su cargo a disposición del club tras solo seis partidos desde su llegada, acto seguido una reunión en las entrañas de Riazor juntaba al presidente Lendoiro y los capitanes, ambos intentando convencer al técnico luso que permaneciese en su puesto en una de las escenas más vergonzosas que se han vivido en el club herculino, con un entrenador sin autoridad que se borra y un  equipo que lo rescata.
Como colofón a una esperpéntica noche, los pocos asistentes que quedaban en los alrededores de Riazor veían como sus jugadores abandonaban, como nunca se recuerda, el estadio en autobús y por la puerta de atrás…
FUENTEVavel

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